MONTE PERDIDO ( 3.355 m)
Via de las Escaleras
Track de la ruta
Después del intento frustrado del año pasado con el CAM, esta temporada teníamos que volver a intentarlo, pero esta vez con mejor tiempo y condiciones.
Son las 9 de la mañana cuando salíamos el grupo del CAM con dirección al Valle de Ordesa, con ganas de disfrutar de un fin de semana en la montaña y pasarlo bien. Se han formado dos grupos, uno con el objetivo de la cumbre del Cilindro de Marboré por su vía normal y el otro la del Perdido por la ruta de las Escaleras.
Después de casi cuatro horas de viaje nos reunimos todos en la pradera de Ordesa y preparamos la mochila para ir a dormir a Góriz. No hay plazas en el refugio por este motivo el peso y volumen de la mochila se ha doblado y entre la tienda, saco, crampones, piolet y un largo etc, el peso pasa de los 12 kg y en alguno casos de los 15.
La ruta hacia el refugio de Góriz comienza en el aparcamiento de la pradera a 1.310 m de altura y durante casi 10 km transcurre paralela al lecho del rio Arrazas, a lo largo del fondo del Valle de Ordesa. Son casi 4 horas de largo y bonito recorrido ,una primera parte por una variada masa forestal de pinos, abetos, hayas que tapizan con las tonalidades de colores típicos del otoño el fondo del valle y las laderas superiores del cañón y una segunda por el prado alpino a los pies de los colosos de la zona.
Nos sorprende el nuevo camino abierto en la margen izquierda del rio, para que puedan recorrerlo sin problemas las personas con movilidad reducida. Es un amplio sendero acondicionado que acaba a la altura del puente de Sarratieto.
El grupo se disgrega y cada uno intenta conseguir un ritmo cómodo y que se adapte al peso de nuestras mochilas.
Pasamos las cascadas del fondo del valle y alcanzamos las Gradas de Soaso, al fondo se dibujan los contrafuertes del Cilindro y del Perdido, pudiendo apreciar toda la ruta de las Escaleras que conduce directamente a la cima de este último.
Llevamos dos horas de caminata, realizamos un pequeño alto a la altura de la Cola de Caballo (1.850 m) y nos damos un respiro antes de superar las Gradas de Soaso por sus clavijas. Desde esta zona existen dos posibilidades de superar el escarpe del fondo del valle, el camino que zigzaguea por la ladera menos rocosa de la derecha y el itinerario que supera directamente la muralla ayudado por cadenas y barras de hierro. Es una ruta, que no siendo muy difícil, no es apta para personas con cierta aprensión a las alturas.
Después de reponer fuerzas nos volvemos a cargar las mochilas y empezamos la aproximación a la base de la muralla, donde se aprecia la línea de cadenas. La pendiente es fuerte y el terreno no muy firme, ya que discurre entre piedras y firme suelto. Superamos sin dificultad el tramo de clavijas y esperamos a que el grupo se reúna antes de proseguir nuestro camino hacia Góriz.
Nos encontramos con el camino que viene de nuestra derecha y que evita las clavijas y una vez reunido todo el grupo emprendemos la última parte de la ruta hacia el refugio. El peso de las mochilas hace mella en algunos de nosotros, Eli no lleva buena mañana, el calor unido a su “ armario “que lleva a la espalda y el hecho de que estrenar botas , están haciendo que sufra el desgaste más que otros .
….. Al cabo de casi 4 horas ya vemos el tejado del refugio y en poco rato podremos descargar las mochilas y darnos un respiro.
Góriz a 2.220 m, parece una rambla, se une el trasiego habitual de montañeros y visitantes de la zona, con la previsión de un fin de semana de buena climatología y esto ha hecho que en el refugio se cuelgue la bandera de completo desde hace ya varios días. El refugio de Góriz es uno de los más visitados del Pirineo. Su excelente situación a los pies del Macizo de las Tres Sorores y a tiro de piedra de alguno de los picos de tremil metros con mas “solera “del Pirineo Central, hacen de este refugio uno de los más ocupados de la cadena pirenaica. En contra no es de los que gozan de modernas instalaciones ni comodidades, hace muchos años que se ha venido pidiendo un refugio nuevo o una remodelación del ya existente. El estar enclavado en medio del Parque Nacional ha propiciado que diversos intereses, Parque, Ayuntamiento al que pertenecen los terrenos, Federación y particulares hayan sido la causa de que el refugio siga exactamente igual que hace mas de 30 años, y en comparación con las últimas instalaciones de refugios y remodelaciones que se han realizado en los Pirineos, hacen de Góriz un refugio anticuado y obsoleto y sin capacidad de acoger el gran flujo de montañeros que recorren la zona. Hace ya más de dos años que hay en marcha unas obras de remodelación y no vemos el día en que finalicen las mismas. Mientras tanto los que queieren realizar actividad y no tienen la suerte de conseguir plaza, se ven obligados a portear material de acampada para dormir en tienda de campaña… “dentro de un Parque Nacional “ donde según la legislación vigente, está prohibida la acampada libre… pero “no el vivaqueo”… curiosa paradoja.
Nosotros hemos sido de esos que no han tenido la suerte de conseguir plaza y eso que llamé para pedirla con un mes de antelación….
Mientras me acerco al refugio para reservar cena para una parte del grupo, el resto de la gente se dispone a buscar sitio donde plantar las tiendas para pasar la noche.
La temperatura es buena y el pronóstico no da posibilidad de lluvia. Nos aseamos y cambiamos de ropa y tomamos algún refresco o cerveza en la sala de refugio mientras esperamos que se acerque la hora de la cena.
Tenemos suerte y nos toca el primer turno y los ocho que cenamos podemos reconfortarnos de la pesada aproximación con un menú de refugio “aceptable” pero nada comparable con los de la Renclusa, Casa de Piedra, Lízara o Linza…aún así nuestro apetito hace que devoremos las lentejas, el cerdo y el “natigur”... una mezcla de natillas y yogurt un poco raro.
Luego un rato de velada y rápidamente a la tienda… mañana toca madrugar un poco.
Cuando me meto en el saco, Eli ya lleva un rato en la tienda, está cansada y ha sufrido el recorrido… como muchos otros.
A las 5 de la mañana nos avisa la alarma del móvil, la noche ha sido larga y no ha hecho frío, suerte para los que han decidido vivaquear bajo las estrellas. Nos levantamos y recogemos las tiendas y el equipo, luego tomamos un té caliente y ya estamos listos para salir hacia la montaña. A las 6 de la mañana todavía falta algo más de una hora para que amanezca, bajo la luz de los frontales salvamos la barra rocosa que hay detrás del refugio y por donde discurre la ruta hacia el Perdido y l Cilindro. Marchamos los dos grupo juntos, ya que el itinerario es común hasta la cota 2.500 m. Una vez rebasado un espolón rocoso, y cuando llevamos 1 hora de marcha, se abre a la derecha una canal de piedra suelta que es nuestro desvío. Aquí dejamos al otro grupo y remontamos la pedrera hasta llegar a un colladito, donde tenemos vista hacia la otra vertiente. Desde aquí el terreno se complica un poco más.
Vamos superando varias trepadas que nos permiten ir cogiendo altura y nos dirigimos hacia la Punta de las Escaleras (3.027 m) que tenemos encima.
Amanece y entre luces se nos abre la impresionante visión del Cañón de Ordesa y también del de Añisclo, poco a poco la claridad nos permite vislumbrar las montañas que nos rodean.
Superamos la barra rocosa de la Punta Escaleras por el oeste y nos montamos en su cresta, que recorremos hacia dónde va perdiendo altura, pasamos la cumbre y bajamos hacia la vertiente norte en busca de un lugar a resguardo del desagradable viento que se ha levantado. Hacemos un alto para comer y beber algo y también para admirar el paisaje que nos rodea. Al este se nos abre un pequeño circo glaciar rodeado por la cresta del Perdido que lo une con el pico de Añisclo o Soum de Ramond. También vemos la ruta normal hasta este último, un estrecho canalón que corta su cara oeste. Y por último los pequeños restos del helero del Pico de Añisclo, reducido a la mínima expresión de nieve y piedras supervivientes de una época glaciar donde estos ríos de hielo abundaban por los Pirineos.
Tenemos la pirámide somital del Perdido sobre nuestras cabezas, apenas 350 m de desnivel que albergan las únicas dificultades reseñables de la ruta, dos escalones de unos 10 y 20 metros aproximadamente con una dificultad que no supera el III º , con buenas presas y apoyos, pero que hay que ir al tanto en el último de ellos si está mojado.
No dirigimos directamente al primero de ellos, que se encuentra situado en la parte derecha del escarpe, es un diedro-chimenea con buenas presas que permiten superar el paso sin dificultad. Nosotros al ser un grupo numeroso, decidimos protegerlo con un cordino y un par de anclajes a la mitad, para ayudar y hacer más ágil la trepada, que en condiciones normales no sería necesario.
Una vez superado el paso, no acercamos al segundo escalón, es un poco más alto que el primero y también más complicado. En este escalón existen varios pasos, el más accesible es el que está situado a la derecha y en muchas ocasiones se encuentra húmedo o mojado.
Repetimos la maniobra del cordino y los anclajes, quedándome yo a mitad de la trepada para poder ayudar en un caso de necesidad. No es necesario, y todo el grupo trepa sin dificultan los casis 20 metros de altura del escalón.
Solo nos queda remontar el casquete del Perdido que nos deposita directamente en la cumbre. Estamos solos, vemos que por la ruta normal sube varios grupos. Nosotros hemos disfrutado de una ascensión tranquila y solitaria que ha culminado en una cumbre sin aglomeraciones para disfrutar de la soledad y el silencio. Lo mismo que el año pasado cuando hicimos un Perdido invernal sin ver a nadie en todo el recorrido… un hecho poco habitual en esta montaña.
Después de las fotos de rigor y coincidiendo con la llegada del primer grupo que subía por la normal, emprendemos el descenso hacia la “escupidera” y el lago helado. Hay algo de nieve, pero no es necesario el uso de crampones, pues podemos ir sorteándola. Sobrepasamos el “punto negro” de la Escupidera, lugar donde hay que extremar la precauciones cuando se encuentra hielo, y perdemos mas altura.
En la última pala antes de llegar al lago helado, nos calzamos lo crampones, ya que la nieve está un poco más dura y la pendiente es más acusada.
Llegamos al lago helado, el grupo del Cilindro ya ha bajado y se dirige a Góriz, nosotros hacemos una breve parada para descalzarnos de los crampones y comer algo, a la vez que admiramos el paisaje. Siguen subiendo más grupos, a lo lejos vemos un par de cordadas que escalan el dedo de Monte Perdido, otros grupos suben al Cilindro…..y nosotros bajamos para Góriz.
La bajada hacia Góriz se me hace pesada, es una ruta que he hecho muchas veces y siempre me recuerda la primera vez que baje por aquí… hace muchos años y… con esquís, no en vano el Perdido fue mi primer tres mil y encima con esquís… de esto hace ya mucho tiempo... mucho... tenía por entonces 18 años… juventud divino tesoro….
Eli y yo cerramos el grupo que se ha desperdigado con ganas de llegar , vemos recordando la ascensión invernal del año pasado donde disfrutamos de la soledad, la nieve y un grupo de amigos, fue un perfecta invernal en la que no faltó de nada, ni siquiera unas adversas condiciones meteorológicas. Fue fantástico.
Son las 13,30 cuando llegamos a Góriz, el grupo del Cilindro se dispone a bajar hacia Ordesa... nosotros nos lo tomamos con tranquilidad, recogemos el material, cargamos las mochilas, comemos algo, alguno que otro se toma una cerveza y una vez listos emprendemos el largo descenso hacia la pradera.
La comitiva se pone en marcha y se forman pequeños grupos que adaptándose cada uno a su forma de caminar se dispersan por el recorrido. Junto con Eli nos quedamos con Gemma, para ayudarla a bajar la clavijas de Soaso, que las tiene un poco atravesadas. Este paso, perfectamente acondicionado suele impresionar a algunos más de bajada que de subida, prefiriendo muchos excursionistas bajar por el camino. Las cadenas y barra metálicas ayudan en el descenso y una vez superado nos reunimos casi todo el grupo en la Cola de Caballo antes de coger el largo camino del fondo del valle hacia la Pradera.
…. Después de 3 horas hemos llegado al aparcamiento, el peso de las mochilas ha hecho sufrir a muchos en la larga bajada, pero como dice Pedro Expósito , un buen amigo mío, cuando acaba la actividad en la montaña… “un día más… y vivos “.
Solo nos queda, asearnos un poco, recoger los trastos y echar un bocado en el bar de la Pradera, recordando los momentos vividos en el fin de semana.
Hasta la próxima…. Ordesa ¡¡¡, que esperamos que sea pronto… pero con menos peso en las mochilas.¡¡¡¡