Una curiosa cima de aspecto inexpugnable
Si recorres la Bal d'Aisa hasta su cabecera y continuas hasta los manantiales de Riguelo, sube la mirada hacia el N.O y apreciaras al fondo sobresaliendo a la derecha del Pico de Lecherin, también conocido como Pico de la Garganta de Borau y la aguja característica del Pico Riguelo , un torreón de roca que parece inexpugnable. Es como un castillo cortado a pico por todos sus lados y que queda unido al collado de Lecherines por una delgada y accidentada arista que roca que parece que se va a caer en cualquier momento….me refiero a la inconfundible silueta de los Mallos de Lecherines ( 2.452 m).
Esta cumbre, que no pasa desapercibida para algunos, pero es a menudo es eclipsada
por la proximidad de sus “ hermanas mayores” , las reinas de la Bal d'Aisa:… Llena del Bozo, Llena de la Garganta, el
Aspe y los Picos de Borau.
Modesta cima , es disimulada a veces por la proximidad de picos de mayor
altitud, de mayor renombre, pero no de mayor
dificultad. Su ascensión y la belleza de su itinerario no tiene nada que
envidiar a las demás . Es poco frecuentada, no se si porque su silueta impone
respeto o temor o por que, la calidad de
su roca, en alguna vía, deja mucho que
desear; podríamos decir que es una
cumbre “para coleccionistas” y yo soy uno de ellos.
Sus cuatro vertientes están surcadas por profundas y verticales
chimeneas y/o diedros, de dificultad
variable y en las que el uso de la cuerda y elementos de seguro son necesarios.
Solo tiene un punto de acceso de dificultad moderada y es su vía normal ,
la chimenea Faus (P.D.) que discurre por su cara N.E.
Aunque se cree que ya fue ascendida por pastores de la zona, lleva el
nombre de Agustin Faus, pionero del alpinismo español, escritor y periodista
catalán que ya hace muchas décadas se afincó en el Pirineo Aragonés y que junto
a Ponte, Moreno y Somoza, recorrieron la cresta Norte hasta la cima de los
Mallos, corria el año 1945.
Cincuenta años más tarde tuve el honor de poder participar y ser componente
de una de las cordadas que junto a
Agustín rememoraron aquella histórica escalada y que estaba formada varios miembros del GMAM de la EMMOE y del GREIM de la
Guardia Civil de Jaca. Cuando
recorríamos la rota y afilada cresta, equipados con pies de gato, friends,
fisureros……, pensé … con los medios de aquella época….ya se la curraron, ya,… caray con los
pioneros… ¡¡¡
He vuelto a realizar la ascensión en varias ocasiones y sin ser una
actividad difícil requiere conocer el itinerario y prestar un poco de atención,
ya que fuera de vía la roca es de mala calidad y el itinerario expuesto. Hay gente que sube sin hacer uso de
cuerda, pero lo más recomendable es utilizarla y poner algún seguro intermedio
ya que hay evidente riesgo de caída de
piedras, sobre todo en el fondo de las chimeneas y en las repisas .
Para bajar, lo más seguro y cómodo es montar dos rapeles en algunas de las reuniones que están montadas, dos en roca con cintas y otra en la cumbre con una triangulación de tres spits, que ya hace años instale en sustitución de un clavo “piojoso” que daba un poco de yu-yu.
Para bajar, lo más seguro y cómodo es montar dos rapeles en algunas de las reuniones que están montadas, dos en roca con cintas y otra en la cumbre con una triangulación de tres spits, que ya hace años instale en sustitución de un clavo “piojoso” que daba un poco de yu-yu.
La vía discurre a la derecha de una visible grieta, la chimenea E., hace
años la escale junto con mi amigo y compañero Tomás Rodríguez y de la que no
pudimos salir a cumbre debido al mal
estado de su roca y por las humedades que presentaba.
Esta vez me toca subir con Eli y con nuestros amigos Josep María y
Anna. Ayer fuimos al castillo d’Acher y
disfrutamos de un día magnífico en una cumbre pintoresca, las vistas fueron
espectaculares con unos paisajes otoñales que hicieron las delicias de nuestros ojos y cámaras
fotográficas.
No quería dar por concluido el fin de semana sin llevarles a otra cima con
encanto que estaba seguro que haría honor a mis alabanzas… y así fue.
Iniciamos la jornada bien temprano, en esta época del año acorta el día y la actividad de hoy es larga. Dejamos el coche al final de la
pista que sube de la población de Aisa y acaba en una cleta junto a un pequeño
aparcamiento al final del asfalto. Antes la pista terminaba aquí, pero ya hace
unos años continuaron su trazado con un firme encementado, supongo que para
facilitar la labor de los ganaderos que en el verano suben a pastar sus rebaños
a las zonas del Nazapal y Riguelo, en esta última parte , la circulación está
restringida.
Cogemos el itinerario hacia el fondo del valle, por la citada pista, hasta
cruzar el rio y seguir la senda que se dirige por la loma sur que baja del Pico
de Aspe, a la izquierda dejamos el refugio del Nazapal. Este itinerario es
común para acceder tanto a la Garganta de Aisa, el Collado del Bozo y los Picos
de Aspe, Llena de la Garganta y Bozo. En un momento y señalizado por un rotulo
nos desviamos hacia el N.E, por una senda que nos conduce a los manantiales del
Riguelo, surgencia de agua que
junto al Bco. que lleva su nombre, da
caudal al rio Estarrun. La senda está muy marcada y no tiene pérdida y además
esta balizada con las señales rojas-blancas de GR. En una zona plana, abandonamos
la senda que sube hacia el paso de la Garganta de Aisa y nos dirigimos hacia el Este en busca de la vaguada que baja del Collado de la Magdalena, que es
nuestro destino intermedio. La senda va ganando altura y dejamos abajo el
refugio de Riguelo, que no es más que una cabaña de pastores. Cruzamos el
barranco que baja de la Magdalena y en varios zig-zags ganamos altura hasta
llegar al collado. A nuestra derecha aparece una pista forestal , es la pista de
las Blancas que se coge en el collado de Aratorés, en la carretera de Villa Juanita a Borau y Aisa.
En esta antigua pista militar que acaba en el cercano Refugio Lopez Huici, el
transito está restringido, debiendo solicitar permiso en el Ayuntamiento de
Borau.
Unos metros más adelante del Collado, se encuentra el antiguo refugio
militar Tcol. López Huici, hoy propiedad del Ayto. de Borau y que es base de
operaciones de la Federación Aragonesa de Espeleología en sus campañas de
verano en la zona. Hay que decir que estos lugares están repletos de simas y
cavidades que albergan uno de los sistemas subterráneos más grandes del país
cuya exploración que todavía no ha terminado. El refugio libre se encuentra en
un estado deplorable, por más esfuerzos que ha realizado la FAM, el
Ayuntamiento y la Escuela de M. de Montaña de Jaca, siempre hay algún o algunos
vándalos que se empeñan en ensuciarlo y destrozarlo. Que pena ¡ yo he llegado a conocer
este refugio con equipamiento completo, cocina, instalación eléctrica de baterías y
hasta con comida que dejábamos cuando subíamos para hacer prácticas con la
EMMOE.
Realizamos un pequeño alto para hacer un tentempié y recobrar fuerzas , a
la vez que explico a Eli, Josep María y Anna, el rosario de cumbres que salpican el horizonte y que tantos recuerdos me traen
de ascensiones y aventuras vividas en la época de mi vida que transcurrió entre
estas montañas del Pirineo Aragonés.
Nos ponemos en marcha para afrontar la parte más dura del recorrido, se
trata de superar los más de trescientos metros de desnivel en una fortísima
pendiente y que nos llevarán a la base rocosa de los Mallos Lecherines.
Hay que tomárselo con calma y buscar el mejor camino, ya que en esta zona
no existe señalización y cada uno se busca su mejor opción. A la hora de subir
hay dos posibles itinerarios, uno más corto pero con más pendiente que sube
directo a la izquierda de la gran pala que baja de la zona del Pico Lecherín y
que discurre muy pegado a la muralla rocosa de los Mallos y el Pico Riguelo.
El otro, más largo y suave, cruza en diagonal la fuerte
pendiente en busca de una especie de vaguada que sube hacia el collado de los
Lecherines. Nosotros subiremos por el primero para bajar por la segundo.
Poco a poco vamos remontando la pendiente en busca de una especie de brecha
que aparece a nuestra izquierda y que entre derrubios de roca nos acerca a la
base de la pared. Desde aquí ya se deja ver el itinerario marcado con algún que
otro mojón que puede orientar a los que
no conocen el camino.
Nos dirigimos a la derecha de una marcada chimenea, justamente al comienzo
de una canal que se enfila a buscar el espolón rocoso que baja de la cumbre de
este primer mallo. Al pie de canal nos equipamos, casco y arnés a la vez que
sacamos la cuerda.
Comienzo a trepar en busca de una reunión que se encuentra a unos veinticinco metros por encima de nosotros y
que está montada en una roca, así evito el fondo de la canal donde la roca está
más suelta y hay peligro de hacer volar piedras. Observo que este primer
resalte (II-II+) se podría evitar subiendo por unas gradas que se encuentran mas
a la izquierda, pero a mí me gusta esta
trepada. A continuación sube Anna y Josep María y al final Eli, recogiendo el
material, se le da bien esto de trepa , quien diría que la operaron de una mano
hace menos de un año.
Una vez los cuatro en la repisa de la reunión, ataco el segundo y último
largo, que con una largo de cuerda de
cuarenta nos dejará en la cumbre. Es la zona más bonita de la ascensión, subimos
por una pared de buena roca y de excelentes y numerosas presas (II+-III) y vamos a la búsqueda de una chimenea que se
empotra entre los dos mallos. Aquí observamos una profunda sima que se abre al
costado de la grieta por la que subimos. En la grieta, en una roca hay instalada una reunión con
varios cintajos. Unos metros más arriba ya a la salida de la chimenea , está
instalada la última reunión de tres spits, donde aseguro al resto del grupo.
Es una trepada muy asequible y que en ningún momento pasa de III, salvo en
algún punto que si te desvías puede alcanzar el III+.
Poco a poco van subiendo el resto, tranquilos, disfrutando de la trepada y
del paisaje, que es magnífico. Al fondo, en la cresta de los Picos de Borau, observamos
un grupo, el único que veremos en las cimas de estas montañas en el día de hoy.
La cumbre de los Malllos es espectacular, varios torreones de roca unidos entre si y alguno de ellos separados por grietas o brechas. Para acceder
a sus cumbres, hay que destrepar y volver a trepar. En la cima donde nos
encontramos, podremos observar una curiosidad, si miramos la roca que forma la
cumbre, se asemeja a un pavimento adoquinado, como si pisáramos algún antiguo
callejón de pueblo….una curiosidad más que no depara esta curiosa cima.
Después de descansar un poco, admirar el paisaje y hacer un sinfín de fotos,
toca bajar. Compruebo el anclaje de los tres spits, no presenta ningún
deterioro y se precia firme, hace ya años que lo instalé a golpe de buril y
aquí continúa, inspecciono los cordinos que unen la triangulación, están en
perfecto estado y los mallones no presentan ningún tipo de deterioro. Doy por buena la instalación y monto el
rapel, espero que aguante algún tiempo más hasta que se cambie por una de
parabolts….
Con un rapel de 40 metros alcanzamos la primera reunión de la repisa y con
otro de 20 metros estamos en el suelo. Recogemos el equipo y comemos, ya era
hora….estamos en un buen sitio, soleado, a resguardo de la fina brisa que se ha
levantado y con un paisaje de montañas a nuestra vista. Un lugar estupendo para
devorar con ganas un par de bocatas.
Tenemos que bajar ya, son las tres pasadas y todavía nos quedan muchos
metros de desnivel de bajada, en apenas tres horas empezará a oscurecer y
queremos estar ya en el coche.
La bajada la hacemos rápida, a Eli y a
Anna, parece que les han dado cuerda, en un momento se encuentran muchos
metros de desnivel por debajo de nosotros. Josep María y yo vamos más tranquilos. A lo lejos sntimos las voces que nos dan una pareja que bajan del Pico Lecherin y que nos solicitan información sobre la
vía de subida a los Mallos, les indicamos el comienzo y les digo si llevan
cuerda, no sé lo que me contestan, pero dudan y luego se dirigen a la
brecha…..tienen intención de subir. Bueno si van sin cuerda, apuraran mucho,
sobre todo a la bajada y ya se hace tarde para embarcarse. Hay gente para todo.
En un momento estamos en la Magdalena y con buen paso iniciamos el descenso
hacia el fondo del valle. El sol se va poniendo y las cimas de la Bal d’Aisa
van cambiando de tonalidades. Cuando nos queremos dar cuenta ya estamos en la
loma herbosa que baja del Aspe y que algunos rezagados, de una larga jornada
montañera , recorren en busca de sus vehículos.
Con curiosidad, alegría y nostalgia doy una última mirada a los ya lejanos
Mallos, como despidiéndome y con la remota esperanza de volver algún día a pisar sus
cumbres en compañía de otras personas a
los que seguro enamoraran, como ya lo
hicieron conmigo.
Hasta pronto.