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martes, 22 de septiembre de 2009

La sombra del Midi





Muchas montañas del Pirineo tienen historia y leyenda, el Midi D’Ossau con sus 2885 metros , situado en la vertiente francesa del Pirineo Oscense es una de ellas.

Cuenta esta que “un pastor que habitaba en sus cercanías, al ponerse el sol, veía que la alargada sombra de la montaña se proyectaba cercana a la puerta de su cabaña, sin llegar a tocarla. Deseoso de que llegaran a juntarse, subió a la cima y erigió un enorme hito que era visible desde todo el valle “.
Cierta o no la leyenda, corría el año 1787 cuando un pastor a instancias del geógrafo Reboul fue el primer ser humano en pisar su cumbre e hizo allí un enorme hito para que pudiera ser visto desde el valle y servir para mediciones geodésicas.
El Club Alpí Montserrat, al cual pertenecemos, tenía ganas de subir al Midí. En la programación de actividades de este año se incluyó su ascensión. Yo, al igual que enigmático pastor de la leyenda he vivido treinta años bajo su sombra, en las tierras del Alto Aragón. Cuando se decidió realizar su ascensión, recordé muchas vivencias en esta montaña, sus crestas, sus escarpadas paredes……. , y decidí presentarla a Eli y a mis amigos.
El puente de la Diada de Catalunya son los días perfectos para caminar por el Pirineo y este puente toca…… ¡¡¡¡Pirineo Aragonés!!!! El Midí D’Ossau espera y nosotros vamos a su encuentro.
Somos 18 componentes del CAM con ganas de trepar a su cima, la ilusión y las ganas iluminan las caras de los ocupantes de los cuatro vehículos. Una breve parada en Huesca para estirar las piernas hace que unos vayan a “ilustrarse“ de las últimas novedades del material de montaña que hay en el outlet de una conocida tienda y otros vayamos a realizar un brevísima visita al casco antiguo de la capital altoaragonesa. Una parada en el Monrepós, para comer, nos permite ver a lo lejos las cumbres del Pirineo y de entre ellas surge la cabeza bicéfala e inconfundible del Midí, nos da la bienvenida.




Hemos llegado al Portalet y nos encaminamos, bajo la sombra del gigante que preside estos parajes, a su encuentro. La senda serpentea por la pendiente en busca del Refugio de Pombie, base de sus ascensiones, donde numerosos escaladores y montañeros esperan el alba para encaramarse en sus paredes.







La vía normal del Midí es una ruta muy montañera, defendida por tres puntos clave en forma de chimeneas. Para llegar a la primera, situada a sus pies, hay que superar el Collado de Suzón y desde aquí caminar por una larga loma herbosa. El paraje no es difícil técnicamente, pero requiere del hábito de trepar por terrenos con cierta exposición, los pasos no superan el IIº y se puede equipar con una cuerda para facilitar la progresión de los menos avezados. Los del CAM superamos esta primera prueba sin dificultad y sin darnos cuenta estábamos en la base de la segunda, es un poco más larga e inclinada que la anterior, con buenas presas y agarres que hacen que su trepada sea bastante segura.



 Desde aquí a la tercera caminamos por un terreno escarpado, lleno de resaltes rocosos, hay que prestar atención para no soltar piedras a los que suben detrás. La tercera chimenea es la más sencilla y se supera con una fácil trepada. Llegamos a la cruz de hierro que marca el fin de las dificultades. Desde aquí una senda asciende en zig-zag buscando la cresta. Un corto resalte rocoso nos deposita en lo alto de la cumbre del Midi. Nos encontramos a 2885 m, la niebla hace rato que nos envuelve e impide contemplar el soberbio paisaje que tenemos a nuestros pies, entre sus jirones deja entrever el contraste de colores verdosos del valle francés y el gris calcáreo de las cimas que rodean y salpican la vertiente sur aragonesa.




En la cumbre la alegría se hace notar, abrazos, besos y sonrisas, lo hemos conseguido todos juntos. Lo celebramos con algo de picar y algún chupito de las “pociones” de las petacas del Carles, Xavi, Roser……. El “trencaigües” hace efecto y a mas de uno le suben los colores, Panoramix preparando “pociones mágicas” es un aficionado al lado de nuestros amigos.



El descenso lo realizamos rápidamente, montamos unos rápeles en las dos primeras chimeneas, mas por precaución que por seguridad, ya que a estas horas se forman unos “enormes tapones“. El encuentro con un viejo amigo de la zona me llena de alegría, compartimos cuerda de rappel y recordamos tiempos pasados. Cuando nos damos cuenta hemos superado los puntos clave y nos podemos quitar el casco y el arnés que nos han acompañado toda la ascensión.


El refugio está a tiro de piedra y una vez a su amparo se nos unen Montse, Antonia y Queralt que se habían quedado aquí para pasear por la zona. Han sido 7 horas de actividad, comemos algo, recogemos las mochilas y tomamos dirección al Portalet, donde tenemos los coches y a los que llegamos en menos de 1 hora. Hemos acabado la excursión, pero no la jornada, el Refugio de Telera espera a unos y nuestra casa de Sabi a Eli y a mí… y mañana el Barranco de Gorgol…., pero eso ya es otra historia.




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