TRECK DEL HUAYHUASH
Dia 2. Matacancha-Laguna
Mitucocha
Longitud: 10 km
Desnivel: +520/-490m
Horario: 5h
Nos levantamos con las primeras luces, hace frío y la suave brisa que nos
envuelve nos despeja del todo.
Desayunamos y preparamos las mochilas para salir lo antes posible. Hoy nos
“comeremos” el primer collado , el paso de Cacananpunta de 4.690 m ,que nos dará paso a la zona Este de la cordillera.
Iniciamos el ascenso a paso lento, hay que calentar y la altura se nota.
Poco a poco vamos arañando metros a la ladera y el sol hace su aparición por
encima de la cresta de la montaña ,lo que hace más
agradable el ascenso.
Unos últimos zigzags nos depositan en el abra Cacananpunta, que es una
magnífica atalaya hacia el otro lado de la cordillera.
Un cóndor nos sobrevuela y parece darnos la bienvenida a su reino, vuela
tan rápido que no da tiempo a sacar la cámara... seguro que habrá más
ocasiones. Es la primera vez que Eli ve a una de estas grandes aves andinas, la
fascina, y eso que han pasado muchos metros por encima de nosotros.
A nuestros pies se abre la Quebrada Caliente y la Laguna de Putacocha con
sus aguas de color ocres y rojizos que impregnan nuestra retinas , en este lugar
existen aguas sulfurosas, tan frecuentes en muchos puntos de la cordillera
andina.
Iniciamos el descenso con rapidez, no cogeremos la ruta normal hacia
Mitucocha, sino que realizaremos una variante flanqueando toda la cresta
rocosa del Cerro Gasha y los Paria, hasta llegar al el espolón que los separa de la
laguna .
Antes de desviarnos hacia el sur pasamos junto a una cruz en recuerdo a un montañero geólogo desaparecido en la zona cuando buscaba los orígenes del Amazonas.
Antes de desviarnos hacia el sur pasamos junto a una cruz en recuerdo a un montañero geólogo desaparecido en la zona cuando buscaba los orígenes del Amazonas.
Y yo, con mi cagarrina..., no tengo ganas de completar el recorrido, dejo a
Eli y a Montse y me dirijo en solitario hacia el campamento. Desciendo por
prados de altura bajo las imponentes paredes de los Jirishanca y el Rondoy.
La soledad es absoluta, silencio... solo rumor de viento y del agua que baja por el torrente junto al que camino. Al inicio del valle se ve el campamento, situado en una llanura y pegado al cauce del arroyo. Lo cruzo por un puente que están construyendo unos lugareños y me dirijo hacia la tienda cocina donde está nuestro cocinero y arriero, Carlos, el cocinero, me ofrece una infusión a base de limón, azúcar quemado y canela y me asegura que me curará la diarrea... eso espero.
La soledad es absoluta, silencio... solo rumor de viento y del agua que baja por el torrente junto al que camino. Al inicio del valle se ve el campamento, situado en una llanura y pegado al cauce del arroyo. Lo cruzo por un puente que están construyendo unos lugareños y me dirijo hacia la tienda cocina donde está nuestro cocinero y arriero, Carlos, el cocinero, me ofrece una infusión a base de limón, azúcar quemado y canela y me asegura que me curará la diarrea... eso espero.
Al rato vienen Eli y Montse, cansadas pero contentas, se han acercado a la
laguna y han tenido los glaciares colgantes del Yerupaja casi al alcance de la
mano, todo un paisaje y un espectáculo.
Nos cambiamos y degustamos unas infusiones con un buen cuenco de palomitas
de maíz, que lujo. Luego viene la tarde, el sol se va poniendo y las paredes de
los nevado próximo van cambiando de
color, del blanco al dorado y rojizo. Poco a poco la oscuridad nos envuelve y
un manto de cielo estrellado nos cubre. Silencio y quietud en todo el valle,
solo el rumor del agua y de la suave brisa que mueve las tiendas.
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