DIA 18/04/2012. 4ª ETAPA Ref. Jamtal - Ref. Wiesbadener
Desnivel: +863 m; - 599,8 m
Cambiamos de refugio, nos dirigimos al de Wiesbadener. El día amanece de
nuevo gris, la visibilidad no es mala
pero hace un poco de viento. Después de un buen desayuno nos equipamos e
impacientes comenzamos la travesía. Ya han salido varios grupos, unos se
dirigen a Wiesbadener y otros al refugio italiano de Tuoi, pero el inicio de la
ruta es común para todos.
Salimos del refugio en bajada, deslizamos con las pieles la pala que nos da
acceso al fondo del valle. La nieve está dura y aunque la pendiente no es
acusada los esquís deslizan una barbaridad. Una vez reunidos comenzamos el
ascenso hacia el Ochsenscharte, uno de
los tres pasos que dan al Wiesbadener. En principio había planeado la ruta por
el Jamjoch, un poco más complicada, pero en vista de la inseguridad de la meteo
y de que seguramente no podremos hacer el Vord Jam Spitze ni el Hinter Jam
Spitze, tomamos la ruta normal.
Remontamos el valle que no adentra en el glaciar de Jamtalferner, en un
principio suave luego la pendiente se acentúa. Superamos una pala de fuerte
inclinación y cuando llevamos apenas 1 hora y 40 minutos y a unos 2550 m de altitud cambiamos el rumbo
hacia el este para entrar en el brazo del glaciar que rodea el Vord Jam Spitze. El tiempo empeora y la
visibilidad también, algún grupo baja del paso haciendo el itinerario contrario
al nuestro, la nieve no está muy fantástica, que diferencia con el día de ayer.
Las últimas rampas se nos hacen pesadas, en especial a Eli que está
sufriendo estos últimos metros. Poco a poco remontamos el
paso y aprovechamos para hacer un descanso. Un poco de té caliente y un bocado
nos anima. Decido no subir al Dreilander, la visibilidad es escasa y nos espera
una bajada que presagio con no muy buena nieve. Algún grupo que intenta el pico
se da la vuelta e inicia el descenso.
Quitamos pieles en medio de la ventisca y comenzamos el protocolo de descenso…. Los primeros giros se dejan hacer pero conforme vamos perdiendo altura nos topamos con esa nieve que nunca queremos encontrar en la montaña… la nieve costra. Giros forzados, chirrido de articulaciones, caídas... bastantes caídas y algún que otro juramento acordándose de la madre de todas las nieves.
En medio de esta bajada tan poco apetecible, Paquito queriendo salvar un natón o caída con rebozado se queda en una postura poco ortodoxa con el trasero en pompa y el cuerpo vencido por el peso de la mochila hacia delante y además no se podía mover… Ramón lo miraba y no daba crédito y las chicas todas desternilladas de risa, esta curiosa postura y las posteriores explicaciones del susodicho, pusieron la nota de humos que quitaron tensión a la bajada.
Quitamos pieles en medio de la ventisca y comenzamos el protocolo de descenso…. Los primeros giros se dejan hacer pero conforme vamos perdiendo altura nos topamos con esa nieve que nunca queremos encontrar en la montaña… la nieve costra. Giros forzados, chirrido de articulaciones, caídas... bastantes caídas y algún que otro juramento acordándose de la madre de todas las nieves.
En medio de esta bajada tan poco apetecible, Paquito queriendo salvar un natón o caída con rebozado se queda en una postura poco ortodoxa con el trasero en pompa y el cuerpo vencido por el peso de la mochila hacia delante y además no se podía mover… Ramón lo miraba y no daba crédito y las chicas todas desternilladas de risa, esta curiosa postura y las posteriores explicaciones del susodicho, pusieron la nota de humos que quitaron tensión a la bajada.
Vamos perdiendo desnivel pausadamente, tratando de esquiar la nieve costra
con suavidad y sin brusquedades, de tanto en tanto en un despiste un cantazo
hace a más de uno probar una caída en este tipo de nieve. Algún que otro grupo
ha hecho una parada para descansar y comer lago, como queriendo el postergar la
inevitable bajada la refugio, nosotros somos de la idea de que cuanto antes
lleguemos antes nos quitamos las tablas.
Ya tenemos el refugio a la vista, solo nos resta una larga y pesada
diagonal para llegar a su porche. La ventisca continua y después de casi cinco
horas llegamos a Wiesbadener. Cansados y con ganas de quitarnos las botas
entramos en el guarda esquí que más bien parece una nevera, luego nos
despojamos de botas, mochilas y dejamos el equipo para que se seque.
El refugio no tiene tanto glamur como los anteriores, pero emana ese calor
y esas sensaciones que poseen muchos refugios de los Alpes. Además unas
simpáticas risueñas guardianas nos
acogen con amabilidad ofreciéndonos cerveza en todo momento. Ya nos
habían prevenido de su “amabilidad”, parece que van a comisión con esta bebida
y a la mínima mención de “cerveza, biere o birra” aparecen con varias jarras,
aunque tú no hayas pedido nada… tienen un peligro.
Nos alojamos, de nuevo tenemos” un camarote de los hermanos Marx” todos
juntos, apretados, compartiendo calor humano, ronquidos…etc.
Por la tarde, después de descansar un poco celebramos consejo. La meteo no
es buena y viene un frente bastante importante que hay que tener en cuenta.
Tampoco las noticias que nos llegan de gente que viene del Silvretta Haus,
nuestro próximo destino, son alentadoras, los pasos están muy cargados y siguen
cargándose de nieve. Unos ingleses que han intentados llegar al Silvretta Haus
, no han podido y han tenido que volver al Wiesbadener por un valle secundario,
el mismo que nos tocaría bajar a nosotros el penúltimo día. Las cosas no pintan
bien y mientras tanto sigue nevando.
Después del último parte de meteo del día, decidimos anular en parte la
etapa de mañana y quedarnos en este refugio un día más, modificando en parte el
recorrido. Los madrileños y los valencianos se lo están pensando.
Después de cenar los tres grupos juntos, decidimos intentar mañana el Piz
Buin y volver al refugio en espera del tiempo del siguiente día. Anulamos el
tramo del Silvretta Hauss y esperaremos a ver cómo evoluciona el tiempo.
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