Páginas

jueves, 6 de noviembre de 2014

POR TIERRAS DE LOS M'GOUNES ( Ighil M'Goum 4008-4001-4068 m) 2ª Parte

Recorriendo los senderos nómadas del Alto Atlas Central 





LUNES DÍA 22 DE SEPTIEMBRE DE 2014

Una larga jornada.




Parece que el día nos da un poco de tregua, solo una fina llovizna, que después desaparecerá  abre la jornada. En la gitê hay un grupo que realiza un recorrido por el valle y unos suizos que tienen intención también de hacer el M'Goun.



Desayunamos y salimos pronto, pero tenemos que esperar a la mula para ver si puede cruzar. Nos acercamos al rio y comprobamos que baja bastante crecido y mientras viene la mula, damos una vuelta por los alrededores, Eli ríe y juega con los numerosos niños, que curiosos se acercan a mirarnos, les reparte bolígrafos y lápices, haciendo las delicias de los peques.







Por lo que se ve la mula no tendrá problemas en el cruce y nosotros remontamos el rio por su margen izquierda en busca de un lugar que nos ofrezca mejores condiciones para atravesarlo.



Encontramos un lugar donde el agua baja con menos fuerza y el barranco es menos profundo. Nos descalzamos y con agua hasta las rodillas ganamos la otra orilla. La fuerza del rio es muy grande y su cauce arrastra numerosas piedras que nos golpean los pies con violencia.

Por una estrecha senda paralela al barranco remontamos el valle en dirección al otro vado que tenemos que cruzar antes de cambiar de orilla. Sahib con la mula nos adelanta, ha cruzado sin ningún contratiempo estas mulas son todoterreno, anfibias ….. y se dirige con buen paso hacia el Refugio de Tarkedit, que es el fin de etapa de hoy.


Este segundo vado tiene más mala leche que el primero, con más agua,  más corriente y más piedras. Lahcen salta entre unas piedras y casi va a parar al agua. Eli y yo, agarrados y con ayuda de los bastones cruzamos la corriente con bastantes dificultades.



El día abre por fin y el valle se ensancha, a lo lejos entre un alto collado, aparece la pirámide de uno de los picos de la cresta del M'Goun, esta toda nevada y muy venteada lo que nos hace intuir  las condiciones con las que nos recibirá la montaña.


Llegamos a Azib Ikkis o " cabañas de pastores" como denominan a este lugar.Cambiamos de dirección y nos dirigimos hacia el  S.O , al Tizi -n-Tarkkedit de 3.400 m de altitud, pero para llegar a este collado, primero tendremos que superar otro paso de 3.200 m.





Nos adelantan varios pastores nómadas que a lomos de sus mulas regresan a sus campamentos después de haber estado en la feria de Tabant, al igual que nosotros no pudieron cruzar ayer el rio y van con prisa para regresar a sus rebaños.





Empezamos a ver los primeros asentamientos de pastores nómadas que en época de verano habitan esta región. Durante cuatro meses su hogar son pobres cabañas hechas con piedras, oquedades entre las rocas y los más afortunados jaimas  hechas con piel de oveja o dromedario que transportan en su mulas, una vida muy dura y en condiciones muy precarias como podremos constatar mas adelante.





Por un sendero bastante cómodo y bien trazado, superamos el primer collado de 3.161 , ahora solo nos resta 239 m de desnivel para alcanzar el Tizi-n-Tarkkedit, paso clave para acceder al Plató y Refugio de Tarkeddit a 2.910 m.
Hace viento y el día se está estropeando por momentos, lo cual hace que apresuremos el paso, pero la altura ya comienza a notarse y llevamos muchas horas y metros en las piernas, por lo que se impone una parada en el collado para reponer fuerzas.









Desde aquí la vista es impresionante, delante de nosotros un enorme plató , el Plató de Tarkeddit, a una altura de media de 2900 m y por delante de él se dibuja una larga cadena montañosa, toda nevada, que es el Ighil M'Goun, con una larga cresta de más de 7 km de longitud que alberga la cima de esta montaña, la línea de nieve esta dibujada perfectamente a una altura que estimamos a los 3.200 m . Fuera de esto el contraste de colores es brutal , desde ocres a ocres rojizos, pasando por las tonalidades verdes de la escasa vegetación, blancos de la piedra y un sinfín de matices del mismo terreno que hace que estemos un buen rato en el collado, contemplando el paisaje.



Una vez repuestas las fuerzas, emprendemos el largo descenso hacia el refugio, el camino se hace más abrupto y rápidamente perdemos altura buscando el fondo del plató. Conforme descendemos podemos contemplar las formas caprichosas con las que el viento y los elementos han ido esculpiendo la rocas de la zona, formando en ellas caprichosas formas que dan un halo misterioso al paisaje.




Así pues después de una larga jornada de 8 horas y media, 1580 m de desnivel positivos, unos 500 m de negativo, llegamos a nuestro final de jornada, el refugio de Takerddit.


El refugio  es una pequeña construcción en medio del plató, antes estaba en muy mal estado, ahora dicen que lo han reformado, pero viendo su estado, dejadez y ......., no me quiero imaginar cómo sería “el  antes”. En la actualidad está guardado, pero de su responsable mejor no hablar mucho, su trabajo se reduce a revolotear sin hacer casi nada, a cobrar a los que no lo usan y plantan su tienda en las zonas cercanas y a poco más. Viendo el estado de los baños, vemos que no es muy pulido el chico y que hasta le cuesta el encender la única estufa de leña que hay en el salón comedor. Y de los precios no hablemos.... casi a coste de un refugio de Alpes.... casi ná ¡

Por suerte nosotros solo hacemos uso del dormitorio y salón, ya que Sahib cocina para nosotros y nos recibe con un plato de arroz, atún y ensalada, acompañado con abundante te, que nos hace resucitar.
Al principio parecía que estaríamos pocas personas en el refugio, aparte de nosotros, los belgas y un matrimonio de California, nadie más.... pero el tiempo empeora y van apareciendo algún grupo, unos checos que acampan a la puerta y un grupo muy numeroso de jóvenes polacos " una especie de grupo boy scout"  que llegan en unas condiciones preocupantes, extenuados, mojados y algunos de ellos con síntomas de agotamiento, con unos armarios de mochilas que daban miedo y con una equipacion de equipo de montaña que daba más miedo aun.
Les dejamos sitio y en el frio refugio la temperatura sube rápidamente, está abarrotado sus escasas 24 plazas se han ocupado por completo, nuestro "amigo" el guarda , se frota las manos, hoy si hay negocio.
Se me acerca una chica que habla un castellano casi perfecto, alguien les ha dicho que nosotros íbamos al M'Goun y que teníamos experiencia en montaña.... me dice que alguno de ellos también quieren subir, pero que no tienen experiencia y le da respeto el estado de la nieve. Miro sus "botas y equipo" y le digo con buenas palabras que no puedo hacerme responsable de un grupo de personas que no conozco,  sin experiencia y encima en las condiciones en las que está la montaña..... entiende la respuesta y me da las gracias, se da la vuelta.
Eli y yo marchamos a intentar dormir, mañana nos espera un día muy duro.


MARTES, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2014

La cima del Ighil M’Goun.



Nos levantamos muy temprano, casi antes de que amaneciera, la noche ha sido muy fría y el viento continua soplando con fuerza. Detrás de la cresta del Ma’Goun, relampaguea, lo que hace que demoremos un poco la salida, en espera de ver cómo evoluciona la tormenta, no debe ser muy agradable capear una tormenta en esta cresta tan expuesta a los elementos.
La tormenta se desplaza hacia el oeste y nos apresuramos a  estar preparados. Antes que nosotros salen tres grupos, los belgas que van con guía, un grupo de tres checos y tres de los polacos que la noche anterior nos pidieron compartir nuestra ascensión.
En un ”pis pas” desayunamos y ya estamos listos. El plan es que Eli y yo intentemos la cumbre por su cara norte y Lahcen, acompañe a Sahib y la mula a pasar el collado de Tizi-n-Iquandoul, que da paso a la parte sur de la montaña. Una vez que el animal cruce el collado Lahcen recorrerá parte de la cresta a  encontrarnos en el M’Goun W.
Los grupo anteriores, salvo los belgas, se dirijen al Tizi-n- Iquandoul , para ganar la larga cresta y así llegar al punto culminante de la montaña, un largo recorrido que nosotros evitaremos accediendo directamente a la cresta cercana a la cumbre por su cara directa norte.

Conforme nos ponemos a caminar, el frio va desapareciendo, no así el viento, que nos acompañara con fuertes rachas en casi todo el recorrido. Poco a poco vamos ganando metros a la montaña y después de atravesar la llanura que se abre delante del  refugio, nos dirigimos a la segunda vaguada que se encuentra a la izquierda del Tizi.

El paisaje se va transformando por momentos, es un paisaje lunar, piedras de todo tipo y formas siembran la montaña, la vegetación escasea y muy cerca vemos definida la línea que pasa del ocre al blanco… llegamos a la nieve. Eli pisa el primer nevero y confirma lo que se veía venir, la nieve esta dura, muy dura. Es increíble como esta nieve recién caída apenas hace dos días , se ha transformado en una nieve dura, semblante a la nieve primavera que nos encontramos en el Pirineo a final de la estación. No llevamos crampones ni piolet…. ¿para que los queríamos ? si no hay nieve en esta época y si la hay, es recién caída y estará blanda…..ja,ja,ja, todavía me recuerdo de esta reflexión. Que mala suerte en haber topado con este frente frio que ha dejado la montaña como a principios de invierno…ahhhh…. Y menos mal que llevamos botas, porque en verano con unas simples zapatillas de treking se puede caminar por la zona.
Vemos tres puntos que se nos acercan, cuando los alcanzamos vemos que son los belgas con su guía. Se dan la vuelta, no llevan calzado apropiado y la nieve está muy dura.

Nosotros seguimos ascendiendo, al principio la pendiente no es muy fuerte y nuestras botas se agarran,  vamos aprovechando la piedras que sobresalen en varios lugares. Poco a poco la pendiente se acrecienta, apoyándome en los bastones voy haciendo huella con la bota en la dura costra que cubre la ladera, Eli va peor ya que lleva unas botas blandas y le cuesta aguantar el equilibrio, pero cuando le sugiero que nos demos la vuelta, su respuesta es ….”intentemos seguir hacia arriba mientras podamos”.
Así patada, tras patada, escalón tras escalón, vamos ganando metros. En algunas zonas la nieve se deja trabajar mejor, voy buscando estas zonas donde el color de la nieve es diferente y me permite hacer huella con menos esfuerzo y poco a poco voy trazando el itinerario, a veces en zig-zags, otras todo recto, todo depende de la dureza de la nieve y la forma del terreno. Al fin alcanzamos una especie de vaguada que en diagonal nos saca de la fuerte pala de casi 40º que hemos logrado superar, la verdad es que nos la hemos jugado un poco.


Aquí el viento nos da un respiro, y después de un descanso nos dirigimos a bordear por el N.E el M’Goun W. La nieve cambia y se convierte en una costra en la que de vez en cuando nos hundimos hasta las rodillas. Estamos justo debajo de la pirámide rocosa del M’Goun W, a unos 150 metros de desnivel por debajo de su cumbre, para llegar al collado que se abre a nuestra izquierda y que da acceso directo a su cima hay que cruzar una pala muy pendiente y expuesta lo que no me hace mucha gracia , así que aprovechamos una especie de cresta formada por el viento y que sube directa a su cumbre, además aquí la nieve esta más blanda.




Cuando nos queremos dar cuenta ya estamos en la cima rocosa de este pico de 3978 m, ante nosotros hacia el sur se nos abren los extensos valles que rodean esta montaña y los profundos barrancos que a modo de cicatrices modelan la vertiente más meridional de la montaña. Su cara sur es mucho más suave y sus extensas laderas bajan suavemente al encuentro de los valles vecinos.

A nuestra derecha e izquierda, se perfila la larga cresta de la montaña, suave, redondeada, pero ahora bien cubierta con un gran espesor de nieve. De Lahcen ni rastro, ni tampoco del resto de los grupos que habían salido antes y que ya se deberían dejarse  ver por la cresta. Seguramente se habrán dado la vuelta, luego nos enteramos que unos se perdieron y no encontraron el itinerario y los otros ni siquiera llegaron al collado.

Esperamos un buen rato y seguimos sin ver a nadie en la cresta, empezamos a preocuparnos,  nos damos un tiempo a la espera de nuestro amigo y si no haremos la cresta en el sentido inverso para ir en su busca, aunque que ello nos cueste renunciar a la cumbre.
Cuando nos disponemos a emprender el regreso, a lo lejos vislumbramos un puntito que se dirige a buen paso en nuestra búsqueda, es Lahcen.
Media hora más tarde , nos encontramos en el punto acordado, viene cansado , la subida le ha agotado. Nos cuenta que la mula no ha podido pasar el collado y que ha tenido que regresar al refugio. El, después de que regresara la mula, ha vuelto a subir al Tizi y con mucho trabajo, por el estado de la dura nieve, ha ganado la cresta y ha venido en  nuestra búsqueda, sabía que nosotros bajaríamos, pero prefirió ir a nuestro encuentro y acompañarnos, todo un detalle y todo un palizón , todo sea dicho.


Después de un breve descanso, los tres nos dirigimos a la última parte de la cresta , donde se encuentra los tres picos de cuatro mil metros que conforman la cumbre de la montaña y que alcanzamos una hora y media más tarde.

Es todo un placer y un espectáculo encontrarse en lo alto de esta montaña, solo nosotros tres, nadie más, solamente acompañados por el viento, la soledad y unos paisajes dignos de gastar muchos gigabytes de la tarjeta de memoria de nuestra cámara.
Se levantan nubes y jirones de niebla nos envuelven, el viento nos zarandea y decidimos volver. Debido a que la mula no ha podido pasar el Tizi, nos vemos obligados a rectificar nuestro itinerario, tendremos que volver al refugio y mañana comenzar a bordear la montaña por el este. Decidimos bajar hacia el refugio por el mismo itinerario de nuestra subida, con la confianza de que la nieve se haya reblandecido un poco y así fue.



La bajada es rápida, M’Goun W, cresta, vaguada oblicua, la fuerte pala… y cuando nos queremos dar cuenta nos encontramos en la fina línea que delimita el fin del blanco elemento, aprovechamos para hacer un descanso y comer algo, ahora solo queda alcanzar el refugio por un senderillo  carente de dificultades.


Antes de llegar al refugio, paramos en la Fuentes de Tessaout, manantial cercano, donde cargamos los camel back y nos hidratamos convenientemente.
A la llegada al refugio, Sahib, no prepara un té y seguidamente un plato de pasta que devoramos con rapidez. Han sido ocho horas y media, más de 1420 m de desnivel tanto positivo , como negativo y una laaaaarga cresta, a una altitud media de más de 3.900 m.

Debido a las condiciones de la montaña, los 3 grupos que han intentado la montaña hoy se han dado la vuelta y los que hoy ha llegado con esa pretensión para mañana, replantean sus itinerarios y descartan la opción de cumbre.
Hemos sido los únicos que han subido a la montaña desde hace 5 días y creo que en los próximos nadie más lo hará, a no ser que lleven crampones.
Como premio, la montaña nos obsequia con un atardecer de foto y el refugio es solo para nosotros, nadie más ……


MIERCOLES, 24 DE SEPTIEMBRE DE 2014.

Dos largos valles, un collado y la presencia de los pastores nómadas.



Tenemos que rehacer el itinerario, la mula no pudo pasar el Tizi y solo tenemos dos opciones, dar por finalizada la actividad y volver por el mismo camino por el que vinimos y/o bordear la montaña por el este para salir a la zona sur del macizo.
Elegimos esta última pero esto nos obligara a doblar etapas, ya que seguimos teniendo los mismos días y tenemos que estar en Marrakeck el viernes a la noche.

Salimos temprano del refugio, el plató está tranquilo, el día soleado, hace un poco de viento, pero no hace frio. Hay varios campamentos de los grupos que hoy tenían que intentar el M’Goun, han tenido que cambiar los planes  y solo subirán hasta la nieve.
Recogemos todo y rápidamente nos penemos en marcha, hoy nos espera una jornada muy larga.


Tomamos dirección N.E, en busca de la bajada hacia el valle que recoge aguas de la cima del M’Goun, antes de iniciar el descenso, nos adelanta un grupo de mulas en la que marcha Sahib, rápidamente las perdemos de vista. Vamos recreándonos en las formaciones rocosas y resecas que nos flanquean y a nuestra derecha la imponente muralla de la cresta nevada de nuestro M’Goun.


El descenso al valle es rápido y seguimos el cauce del barranco que se dirige a las Gorges d’Arous, que se abren enfrente nuestro. Después del cruzar el rio, abandonamos el cauce e iniciamos el ascenso del Tizi n’Agoumar que se encuentra a 2969, casi cuatrocientos metros por encima de nosotros. Adelantamos un grupo de franceses que van a dormir al Assif Amougr Saln, un valle paralelo al nuestro. La subida es suave y descansada, el terreno es pedregoso, pero no presenta dificultades. Un poco más arriba observamos que una mula ha resbalado y caído por la pendiente, tirando toda la carga. El animal está herido levemente, pero se levanta y vuelve a cargar los bultos, son muy duros estos animales, luego observamos que cojea un poco y el mulero nos dice que le falta visión de un ojo, por eso ha caído.




Alcanzamos el Tizi sin contratiempo y aprovechamos su lado soleado y a resguardo del tiempo para tomar un bocado, ante nosotros se abre el larguísimo valle del Assif-n-Oulilimt de más de 20 km de longitud y que hoy tendremos que recorrer. Es  un lugar precioso, flanqueado por un lado por la cresta del  M’Goun y por el otro por el Ighil Tinoughrine de 3266 m. Por su fondo discurre un rio que recoge el agua de todos los barrancos que bajan de las montañas y es el hogar veraniego de numerosos grupos de pastores nómadas que cuidan sus rebaños de cabras, ovejas y dromedarios.








El transitar por este valle, nos ofrece escenas que parecen trasladarnos muchos siglos atrás, los pastores, sus toscas viviendas hechas de piedra, sus rebaños, los niños que se acercan a nuestro paso con curiosidad….todo ello ya lo hemos vivido en otros países y lugares, pero aquí adquiere una forma especial y más natural, sobre todo la espontaneidad  de los chiquillos y la vivacidad de sus  rostros infantiles.


Vamos devorando los kilómetros y en un estrechamiento del rio, nos encontramos a nuestro cocinero que ha preparado la comida, una buena ensalada acompañada de abundante pasta y te….un festín para nuestro voraz apetito. Comemos con ganas y observamos como unas mujeres lavan las lonas de piel de camello de su jaima en el rio.


De nuevo en marcha, ahora el camino abandona el cauce del rio y va ganando altura por su margen izquierda intentando salva las estrechas gorgas  que se abren a nuestro pies, es un sube y baja constante y matador. De tanto en cuanto nos encontramos con alguna vivienda de los pastores que se encuentran cercanas al rio. En algún punto el camino sigue por el cauce, pero debido a las últimas precipitaciones es imposible transitarlo  al bajar el rio con fuerza, por lo cual tenemos  que tomar más de un sendero nómada que sube por la ladera, escapándose del rio. Estos senderos no están muy marcados y no figuran en el plano que llevo, pero Lahcen los conoce.












Por fin el valle se ensancha de nuevo y podemos seguir el cauce, ahora toca mojarnos los pies porque tenemos que  cruzar el rio en más de una ocasión. Al principio nos descanzabamos , pero al final ….acabamos con las zapatillas en el agua y los pies bien mojados……
El rio hace una curva y vemos una construcción con buena pinta, Lahcen nos dice que es un refugio que está abandonado hace tiempo y que daba cobijo a la gente, está en un lugar muy estratégico en medio de dos barrancos y cercano a la senda que nosotros tomaremos mañana.





Más adelante nos encontramos con un típico granero de estas tierras el Tighremt-n-Aït-Ahmed ( El granero de Ahmed) haciendo alusión a lugar donde dormiremos hoy. Es una construcción hecha de bloques de barro donde los habitantes del pueblo guardaban el grano para protegerlo de los robos. Estaba guardado por un vigilante que se cuidaba de su custodia. Ahora está en ruinas.


Cruzamos el rio por última vez y nos dirigimos a Talat Righane, pequeña aldea donde dormiremos esta noche, es un oasis verde en medio de tanto secarral. Como en las poblaciones ribereñas de la zona, el pueblo está colocado a la orilla del curso de agua, donde los huertos, los cultivos y los árboles frutales, dan una pincelada verde al cauce del rio,  fuera de esto, la sequedad y la aridez. Nos alojamos en una Gitê d’Etape muy precaria, pero al menos tendremos un techo, un colchón, una ducha y una buena cena, no podemos pedir más para acabar una larga jornada de más de 9 horas y media, y con más de 30 km y unos 1100 m de  desnivel positivos.

Después de una buena ducha, damos una vuelta por la pequeña aldea, para la gente es la hora de volver de los trabajos del campo y del ganado. No hay luz eléctrica y en muchas casas tampoco agua corriente, pero a los lugareños se les ve sencillos y amables.
Ahora toca una buena cena, Lahcen ha comprado un pollo que Sahib cocina con esmero y nos prepara una tajine de carne deliciosa.

Después de la dura jornada, ahora vamos a  descansar para afrontar un nuevo dia.


JUEVES, 25 DE SEPTIEMBRE DE 2014

El lado sur de la montaña



Hoy cambiamos de vertiente, atravesamos dos altos collados y caeremos al lado sur de la montaña, también será una larga jornada.
Nos levantamos temprano, al alba. Luego viene la rutina, aseo, desayuno y preparación del equipo para que la mula pueda salir cuanto antes.



Mientras cargan el animal, Eli se entretiene con unos niños, les enseña la cámara con las fotos de los días pasados. Ellos la miran con cara divertida y le van haciendo gestos conforme pasan las fotos…la nieve, las ovejas, los dromedarios, la gente… es como un juego para ellos… mientras tanto yo consigo hacerles alguna fotos fotos.



Salimos del pueblo con la dirección por donde vinimos ayer. Toca descalzarse para atravesar el rio, el agua baja helada, pero calentamos los pies rápidamente en la subida que nos espera.



Pasamos de nuevo por el  Tighremt-n-Aït-Ahmed (El granero de Ahmed), y vemos la familia nómada que vive en una cueva al lado mismo. Que condiciones de vida más precarias……, pero es su modus vivendi.



Iniciamos la senda que discurre paralela al Aflafal pool, barranco abrupto por donde discurre un reguero de agua que nace unos metros más arriba. La senda zigzaguea y sube sin tregua, pasamos al lado de un rebaño de dromedarios que pastan en este lugar, comen plácidamente y nuestra presencia ni les altera , luego siguen pausadamente nuestros pasos a distancia.

Un poco más arriba nos cruzamos con un pastor con su rebaño de cabras , nos saluda y nos da los buenos días, le convidamos a dátiles y frutos secos que agradece con una sonrisa, se los guarda en el peculiar “bolsillo” de su chilaba… su capucha.


Un pequeño alto antes de afrontar el repecho final nos da la oportunidad de contemplar el paisaje. Vemos el largo valle por el que ayer bajamos, enfrente nuestra la cresta alargada del Adrar Waougoulzat , con su máxima altura el Tagafayt de 3763 m. Al fondo las fértiles riberas de los pueblos y aldeas del valle del M’Goun. A nuestras espaldas la larga cresta de la montaña que hoy atravesaremos. Camufladas en  oquedades o sitios a resguardo, chozas o lugares habitados por los nómadas y algún que otro rebaño de cabras y ovejas que recorren la montaña bajo la mirada atenta de su pastor.
Afrontamos este último repecho por la senda que entre lazadas le come los metros a la ladera. Cuando nos queremos dar cuenta, ya estamos en el Tizi-n-Ounza de 2960 m de altitud. Este collado en su parte superior forma una extensa llanura que cruzamos antes de encararnos en una especie de vaguada que baja suavemente al encuentro de una pista que viene del oeste.
En este solitario punto nos cruzamos con algún que otro nómada que a lomos de su burra, regresa a su campamento llevando los productos básicos que ha adquirido en los pueblos del valle.

Una vez sobre la pista, la seguimos en bajada hasta llegar a una hondonada a los pies de otro collado, adornado por una alta antena de telefonía. Todo hay que decir que aquí hay cobertura de móvil por todas partes, ya que en los altos collados hay plantadas antenas que dar servicio a todo el territorio. También vemos una pista de reciente construcción que toma dirección al collado y sirve de comunicación entre las dos vertientes de la montaña.
A los lejos vemos nuestra mula y a Sahib, ha hecho un alto y preparado la comida que ya está lista cuando llegamos. Una potente ensalada de verduras y hortalizas nos reconforta y nos prepara para la última parte del camino antes de llegar al valle. Hace mucha calor y a esta hoya nos estamos achicharrando por lo que decidimos después de tomar una taza de té ponernos en marcha. Eli y yo comenzamos a caminar por la pista y Lahcen se queda con sahib ayudándolo a recoger, ya nos alcanzara.

Vamos evitando la pista cogiendo algún que otro sendero que acorta las lazadas. Rebasamos a un rebaño de ovejas y cabras con su pastor y llegamos al Tizi el Fougani de 2997 m. Aquí hace bastante viento y nos resguardamos entre unas piedras a la espera de Lahcen y Sahib que ya suben por la pista. En collado hay una gran antena alimentada por plazas solares, sale a nuestro encuentro un joven con chilaba, es el guardián de la antena y vive en una cabaña de piedra al lado mismo de la antena. Nos invita a un té y aceptamos gustosos el ofrecimiento. Nos enteramos que junto a su hermano se cuida del mantenimiento de la instalación y de que nadie se lleve alguna placa solar, están todo el año, invierno y verano. En invierno la pista queda cortada muchas veces por la nieve.


Nos despedimos del joven y del pastor del rebaño que se ha añadido a la reunión  y encaramos la ladera hacia el pequeño poblado que se aprecia en el fondeo del valle, 900 metros de desnivel  abajo.

Como la pista hace multitud de revueltas, cogemos un sendero que directamente encara pendiente abajo. En el valle de color marrón apreciamos el lecho del curso de agua marcado por la vegetación. De vez en cuando vemos alguna furgoneta o camión pequeño que circula por la pista, lo cual nos dice que existe tránsito de gentes y mercaderías en la zona y que no esta tan aislada como los valle que hemos recorrido en días anteriores.





Nos vamos acercando al pueblo, este ya cuenta con tendido eléctrico y agua corriente en las casas, luego nos enteramos que un francés y una asociación de su país se ha cuidado de propiciarles necesidades básicas y un poco de confort a estas poblaciones de montaña.

Pasamos al lado de la escuela, un montón de chiquillos juegan en la puerta y chillan y ríen, alguno de ellos tienen hasta alguna bicicleta, esta zona está más desarrollada….



Nos alojamos en la Gitê d’Etape Chez Ali, que con una inscripción en la puerta nos da la bienvenida “ Bienvididoss” dice,  esto nos saca una sonrisa.



El alojamiento está bastante bien, los dormitorios son amplios y un espacioso salón con alfombras nos acoge a la hora del té. Cuenta con cuarto de baño y ducha de agua caliente, un lujazo.


Antes de la cena, recorremos el pueblo y observamos la vida rural. Aquí la mujer es la que lleva todo el peso de la casa, del campo, de cuidar niños y los animales. La gente se va recogiendo, vemos muchas mujeres cargar con pesados fardos de hierba o leña a sus espaldas y que se dirigen a casa. Otras con varios niños pequeños se cuidan de dar de comer a los animales. Hombres pocos, o están en casa o están tomando te o café en algún pequeño comercio. Intentamos plasmar estos de talles con nuestra cámara de fotos y video, siempre con la máxima discreción y respeto, ya que esta gente no son amantes de que se les fotografíe y nosotros no queremos ser irrespetuosos con sus deseos.
Es nuestra última cena con Sahib, mañana temprano, cogerá la mula y marchara a su pueblo, del que salimos hace 6 días. El regreso normalmente lo hacen en dos jornadas ,pero él nos dice que lo hará de tirón, una larga jornada de más de 14 horas a lomos de la mula. Nos despedimos con agradecimiento por sus servicios y atenciones y aparte de darle una propina le regalamos alguna cosa del equipo.
Nos ofrece una suculenta cena con carne y verduras que hace que nos chupemos los dedos.


Ya ha anochecido hace rato, nos vamos a dormir que mañana nos queda un largo trayecto hasta llegar a Marrakech.

VIERNES, 26 DE SEPTIEMBRE DE 2014

¡ In saʾ Allāh…¡¡¡



Nos levantamos temprano, un buen desayuno nos pone a tono para afrontar esta última jornada que nos dejará en Marrakeck.
Sahib ha salido muy temprano con su mula con dirección a su pueblo y quizás mañana o pasado inicie otro treking con otro grupo, así de dura es la vida de esta gente, la temporada hay que exprimirla al máximo.

El transporte público que nos tenía que recoger a las 08,30 se retrasa, bueno esto es normal es estas tierras, nada es seguro, no hay nada fijo, ….In saʾ Allāh… como dicen ...( si Ala quiere….), Este retraso nos permite recorrer la pequeña población y fijarnos en  cantidad de matices, colores y pequeños detalles de la vida cotidiana de estos pueblos bereberes. La mujeres muy temprano comienzan la jornada, los hombres salen al campo, los niños camino de la escuela, los pastores con los rebaños…..el pueblo va cogiendo ritmo poco a poco.


Son casi las 10  de la mañana cuando aparece nuestra furgoneta, no va muy llena lo que nos permite acomodarnos tranquilamente en la parte delantera del vehículo. Aparte de nosotros viajan dos hombres y una mujer nómada que con sus 3 hijos pequeños y su perro que se traslada a Boutagar a la espera de la llegada de su  marido con el rebaño.
Debido a las últimas lluvias, la pista que circula paralela al rio esta impracticable, lo que hace que tengamos que coger un itinerario alternativo por un alto collado. Nos perdemos el verde paisaje de las fértiles tierras ribereñas, pero ganamos en cuanto a visión cuando cruzamos el collado y al sur se nos abren los amplio valles próximo al Anti Atlas.


El paisaje va cambiado, se ve más civilización, mejores casas, la pista se convierte en carretera, …. El progreso ha llegado a estas remotas tierras.




Boutagar, es una población que ya tiene color, se nota que es una zona que poco a poco se va abriendo al turismo y que sus instalaciones van mejorando. Numerosos establecimientos hosteleros y agencias de turismo nos indican que es  una zona frecuentada por grupos de turistas y senderistas.


Dejamos a la familia nómada en un  punto en medio de la nada, en un apartado rincón de las afueras de la ciudad y continuamos nuestro camino hacia El Kella M’Gouna, capital del Valle de Rosas, famoso por su campos de rosas de Persia con la que elaboran el  agua de rosas.



Aquí cambiamos de vehículo y ya por una buena carretera nos dirigimos a Ouarzazate, última ciudad antes de llegar a Marrakech.
Ouarzazate, es una gran urbe, moderna, turística….donde la industria del cine está presente con la construcción de unos grandes estudios cinematográficos que además son un atractivo turístico.

Hacemos un alto para comer y todo seguido reemprendemos la ruta. Ahora solo nos queda salvar el Tizi-n- Tichka, un alto collado de más de 2.260 m que comunica esta región con la vecina Marrakeck.

La carretera va trepando con innumerables curvas y poco a poco va ganando metros al Tizi, el tráfico es intenso, agobiante y el viaje es lento y pesado. Un breve alto en Taddert no permite estirar las piernas y relajarnos un poco.


…..llegamos a Marrakeck, ya ha oscurecido, al caos circulatorio que adorna esta ciudad se le suma que tenemos que dirigirnos a la Plaza de Jefna el Jfna, lugar próximo a nuestro alojamiento. En esta  zona a última hora de la tarde  el tráfico está restringido y el pobre taxista se las ve y se las desea para poder acercarnos a nuestro destino. Acompañados por Lahcen , y cargados con las bolsas y mochilas en mano atravesamos la bulliciosa plaza que a esta hora está en pleno apogeo de gente y vida.

Por fin ya estamos en nuestro alojamiento, estamos reventados….casi  sin ganas salimos a cenar algo y de seguida nos vamos a dormir, ha sido un día duro y cansado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario