El Valle de Aisa, en el Pirineo Aragonés Occidental, es uno de esos rincones en los que todavía la mano no ha sido lo bastante larga para hacer de las suyas. Todo lo contrario que en su otra vertiente norte, donde tenemos..... un par de estaciones de esquí alpino y otro par de fondo, el túnel de Canfranc, la carretera nacional, hoteles y apartamentos residenciales....etc.
Esta vertiente es muy tranquila y eso que Aisa, su población más
cercana , solo dista escasos 33 kilómetros
a Jaca, capital de la Jacetania y donde se concentra el turismo de la zona y
sus infraestructuras más grandes.
La cabecera de este valle
se comunica con la población de Aisa, por medio de una pista forestal asfaltada
que acaba muy cercana a la zona de Riguelo, a los pies de sus montañas.
Como teniendo envidia del
Parque Nacional de Ordesa, esta zona, que forma parte del Parque Natural de los
Valles Occidentales, tiene sus " Tres Sorores ". A diferencia del
Perdido, el Cilindro y el Soum de Ramon, tresmiles " Ordesanos", el
Aspe y las dos Llenas o Llanas (del
aragonés: Gran piedra plana. Cumbre abrupta ) del Bozo y de la Garganta, son
mucho más modestas, pero no menos interesantes de ascender y por supuesto mucho
menos visitadas.
Las vistas de las dos
vertientes del Pirineo es inigualable y el contraste de la verticalidad de su
cara norte, contrasta vivamente con su " amables" laderas orientadas
al sur. En invierno es un excelente lugar para practicar nuestras técnicas
invernales y medirnos con auténticas montañas de nieve y hielo.
También es un paraíso
escondido donde podremos disfrutar de la auténtica escalada de alta montaña, con
una variedad muy grande de vías, desde la auténtica Arista de los Murciélagos al Aspe, que ha
sido la una escuela para muchos de nosotros, hasta la Edil
en su cara norte, los próximos Lecherines y muchas otras.
Pero esta vez no vamos a
ir al Aspe, ni tampoco a la Llana del Bozo, picos que ya habíamos visitado con
anterioridad. Nuestro objetivo se centra en la Llana de la Garganta, que es la
cima que se encuentra en centro de esta
trilogía.
Con un aspecto inexpugnable por su cara norte, su vertiente sur, más fácil, pero tampoco nos permite muchas alegrías. Su cima
está bien defendida por cortados y
extensos canchales de piedra suelta, todo lo contrario que sus
"hermanas" mucho más asequibles por esta vertiente.
La ruta elegida es una
circular, queremos entrarle por su lado noreste, aprovechando una brecha en su
muralla y bajar por su vertiente noroeste, por un corredor de una verticalidad
mediana.
Todo un recorrido que nos
permitirá conocer tres de la cuatro vertientes de la montaña y disfrutar de un
variado recorrido en un paisaje de roca caliza muy singular.
La mañana está fresca,
sin viento y bastante apacible. Todo lo contrario a como se presentaba hace una semana,
cuando intentamos la ruta. A causa del fuerte viento y la niebla tuvimos que
darnos la vuelta a la altura del Paso de
la Garganta de Aisa o también llamado collado Occidental a 2477 m.
Pero hoy, si la cosa no
cambia, parece que la meteo nos ha sonreído. Cuando dejamos el vehículo en el
pequeño aparcamiento al final de la pista, las " tres hermanas" están
despejadas y lucen sus mejores galas de final de estación veraniega. Además al
ser un día entre semana, no hay ningún vehículo estacionado, lo que nos indica
que disfrutaremos de la montaña en soledad.
Iniciamos el recorrido
una vez que pasamos la verja metálica, que cierra el acceso a vehiculos. Luego comienza una pista encementada, que nos permite alcanzar, por fuerte
pendiente, la zona donde se encuentra el refugio libre de Saleras. Más adelante
cruzamos el barranco y comenzamos el sendero que discurre por el lomo que baja
de la ladera sur del Aspe.
A medio camino nos
encontramos con el desvío que hacia la derecha se dirige a los Manantiales de
Riguelo, Paso de la Garganta de Aisa y también al Collado de la Madalena.
Seguimos la senda que discurre
por el espolón y dejamos a la izquierda el GR que va en busca del Collado del
Bozo.
Cuando llevamos unos 50 '
aproximadamente de recorrido, nos topamos con una abrevadero. Este punto nos
indica que deberemos dirigirnos directamente hacia el paredón que tenemos
delante, en busca del "Embudo", lugar que nos permitirá superar este
escarpe para tomar el sendero que sube en busca de una brecha esta nos adentrará al "campo karstico", que
domina toda la vertiente del Aspe y la Llana de la Garganta. A medio camino del
abrevadero y el "Embudo" dejamos una senda que toma dirección
noroeste que nos acercaría a las vias normales de las dos Llanas, al Paso de Nazapal y al Puerto de Aisa, por
donde volveremos.
Ahora nos toca subir una
fuerte y sostenida pendiente hasta llegar al paso que da acceso a la parte
superior de la montaña . El camino hasta aquí no presenta ningún problema, y está
perfectamente señalado por hitos y es muy difícil perderlo. Una vez superada la
pendiente, entramos en una especie de pasillo de rocas, que es la antesala de
un " reino de piedra caliza" que ocupa toda la base del Aspe y la
Llena de la Garganta. Es como un extenso
glaciar agrietado, que tendremos que
atravesar para llegar al Paso de la Garganta del Aspe, collado que separa estas
dos cimas.
Está lleno de grietas, rocas cortantes y simas, lo que nos obliga a dar más de un rodeo para cruzarlas. A partir de aquí el camino es más confuso debido a la cantidad de hitos y señales que hay y que nos dan mil opciones de itinerarios. Nosotros seguimos las que se dirigen hasta el collado, rodeando una cota de piedra que separa dos hondonadas. Tenemos la cumbre del Aspe a nuestra derecha, es una imagen muy diferente a la que podemos admirar por su vertiente norte, más salvaje, mucho más alpina. Incluso cambia su color, mientras desde Candanchú se muestra como un altivo torreón vertical, defendido por todas sus caras por vertiginosos paredones, por esta vertiente se asemeja a un espolón que combina roca y zonas herbosas , de un color marronaceo y verdoso que contrasta con la blancura del lapiaz por donde transitamos.
Está lleno de grietas, rocas cortantes y simas, lo que nos obliga a dar más de un rodeo para cruzarlas. A partir de aquí el camino es más confuso debido a la cantidad de hitos y señales que hay y que nos dan mil opciones de itinerarios. Nosotros seguimos las que se dirigen hasta el collado, rodeando una cota de piedra que separa dos hondonadas. Tenemos la cumbre del Aspe a nuestra derecha, es una imagen muy diferente a la que podemos admirar por su vertiente norte, más salvaje, mucho más alpina. Incluso cambia su color, mientras desde Candanchú se muestra como un altivo torreón vertical, defendido por todas sus caras por vertiginosos paredones, por esta vertiente se asemeja a un espolón que combina roca y zonas herbosas , de un color marronaceo y verdoso que contrasta con la blancura del lapiaz por donde transitamos.
Una vez alcanzado el
collado y dejado a nuestra derecha el itinerario que se dirige a la antecima del
Aspe, bordeamos la muralla de la Llana en busca de un paso para superarla. Para
ello tenemos que atravesar una extensa y fatigosa pedrera en busca del espolón rocoso que
cierra por el oeste el murallón.
Al fondo de la pedrera
podemos apreciar una brecha que se aprecia encima de un resalte rocoso y que
parece el único punto factible que permite el acceso a la cresta. Una diagonal alta nos
permite atravesar la pedrera con más comodidad y conforme nos acercamos vamos intuyendo
el paso, a la vez que vemos que su dificultad no es tan severa como en un
principio parecía. Un gran hito, recortado contra el horizonte, nos confirma el
paso y que llevamos buena dirección.
Superar el murete de roca
caliza y muy descompuesta es fácil y una vez alcanzado el hito, a nuestra
derecha se nos abre una especie de canal de roca que nos conduce hacia la pala somital que se abre bajo su cima. Ahora entendemos
porque a esta montaña también se la conoce como Punta de la Plana la Garganta.
Al igual que su hermana, la Llana del Bozo, ambas en su parte alta, rompiendo
la verticalidad de sus vertientes, albergan una zona mas "planas o llanas".
Aun así la pendiente es
fuerte y son necesarias varias lazadas que nos permiten acercarnos con comodidad a
su recortada línea de cumbre. De tanto en tanto, entre las zonas rocosas y
aflorando en el prado alpino, enormes "jardincillos" de flores de edelweiss,
quemadas por el sol del verano, adornan esta cumbre.
Un hito con el nombre de
la montaña, en letras rojas, nos confirma su altura y su nombre , LLENA DE
GARGANTA 2599 m
A la vez que comemos
algo, nos deleitamos con las vistas. Al norte, un mar de nubes esconden el Gave
de Aspe y el Bosque de las Hayas.
A nuestra derecha, hacia
el este, un extenso rosario de cumbres
se abre ante nuestros ojos, apareciendo al fondo los primeros tresmiles de la
cadena pirenaica , Balaitus, Frondiellas, Infiernos y algo más difuminados el Garmo, Algas y
Argualas.
Y delante de todos ellos,
en un primer plano, la negra chimenea del Midi d'Ossau no pasa desapercibida.
Comenzamos la bajada, algunos
jirones de niebla nos envuelven. Vamos en busca del diedro de su cara noroeste,
que permite acceder a la cumbre por esa vertiente.
Deshacemos el camino de
subida y en un punto torcemos hacia el norte, en busca de una faja herbosa, que se encuentra en la parte
superior de la salida del diedro. En este punto hay una pequeña filtración de
agua que nos puede resultar útil.
El diedro es bastante vertical y en algún momento puede requerir el uso de las manos tanto a la subida como en el destrepe. Antes de iniciar el descenso, observamos varios grupos de sarrios que nos contemplan con curiosidad y siguen nuestros movimientos. El destrepe es sencillo, pero requiere atención, sobre todo para no tirar piedras, el terreno está bastante suelto.
Una vez en la base, solo
nos queda atravesar la extensa pedrera que cubre la cara oeste de la Llana para
dirigirnos hacia la Becha Wallon, para ello aprovechamos una pequeña senda que
recorre la inestable pedrera en esa direccion.
Una vez en la brecha,
descendemos hacia el fondo de la vaguada que se abre entre las dos Llanas y
encontramos la senda de subida hacia el paso y la Llana del Bozo. Esta senda toma
dirección sur y rodeando la Llana va en
busca de la ruta que proviene del abrevadero y se dirige hacia las vías
normales de las dos Llanas, por esta vertiente
Solo nos queda descender
el espolón herboso de subida, para en poco menos de 40 minutos nos encontramos
en el coche.
Es una actividad preciosa
y lo único que requiere en saber orientarse, algo de experiencia en la montaña y llevar un buen calzado, ya que la zona discurre por un terreno muy karstico y accidentado.
También es recomendable
llevar casco (para el descenso por el diedro).
Si decidis hacerla, no os defraudará....
Si decidis hacerla, no os defraudará....
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