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jueves, 22 de octubre de 2009

LA FAJA DE LAS FLORES ( ORDESA )





Track de la ruta

Hacía mucho tiempo que no visitaba el valle de Ordesa, quizás demasiado, y me apetecía volver a contemplar el paisaje otoñal que viste sus laderas y el fondo del cañón.
También Eli tenía ganas de conocer las fajas y sendas que discurren por la parte alta del profundo tajo que en su tiempo excavó el río Arrazas.
Uno de los recorridos clásicos y mas espectaculares de este valle es el que atraviesa la alta muralla superior que comienza en el Circo de Carriata y se dirige al de Cotatuero a través de una estrecha senda excavada por la naturaleza en el borde del inmenso precipicio. A este singular y único recorrido se le conoce como la Faja de las Flores, debido a la cantidad de flores de nieve que se encuentran a comienzo de la época veraniega.



Nosotros quisimos unir este agradable paseo con la aproximación al refugio de Góriz y atravesar así la extensa plataforma que se extiende a los pies de los “tresmiles” que habitan en la zona.
Es un largo recorrido y con fuerte desnivel que exige una buena forma física y una cierta experiencia en montaña, pero nos permitirá disfrutar de unas vistas y paisajes impresionantes y si se realiza en la estación otoñal aparte del vistoso colorido del valle y el juegos de luces y sombras de las montañas, podremos reencontrarnos con su perdida soledad.





El aparcamiento del valle está casi vacío, no hay mucha gente en esta época del año lo cual agradecemos. Con paso decidido nos encaminamos hacia la parte alta del Circo de Carriata en busca del Umbral de Salarons y sus famosas clavijas. Durante el largo serpentear de la senda que cose a lazadas sus laderas nos acompaña la esbelta figura del Tozal del Mallo que a modo de aguja preside el circo. Cuando nos queremos dar cuenta nos encontramos en el desvío de las Clavijas el cual tomamos sin vacilar, si quisiéramos evitarlas podríamos hacerlo tomando el paso de la Fajeta, una estrecha vira equipada con un cable que salva el cortado y nos dejaría en la parte superior del circo. El paso de las Clavijas en un diedro-chimenea, equipado con unas barras de hierro, que nos facilitan la superación del mismo y permite acceder a la parte más alta del Circo con más rapidez que por la Fajeta.






Una vez superado este escalón nos dirigimos al comienzo de la Faja de las Flores situada en la última muralla del Circo. Esta faja bordea toda la extensa pared del valle hasta que encuentra en su camino con el Circo de Cotatuero, lugar donde termina su recorrido.




 Durante casi una hora caminamos por una colgada faja pegada a la roca y teniendo a nuestros pies el fondo del cañón de Ordesa.





A la vuelta de un recodo aparece ante nuestros ojos unas de las mejores vistas de todo el valle, en el horizonte se recortan, el Perdido, Soum de Ramond, Cilidro, Marboré, Casco, Taillón y el impresionante tajo de la Brecha de Roland… hemos llegado al país de los “tresmiles”.







Bajamos a la cabecera del circo de Cotatuero para buscar el camino que nos conducirá al refugio de Góriz. El paisaje es lunar, profundas grietas kársticas arañan el terreno calizo a nuestros pies, de vez en cuando alguna profunda grieta a modo de sima abre sus oscuras fauces como queriendo tragarnos.





Estamos en un verdadero glaciar de piedra. En el circo superior de Cotatuero el paisaje cambia radicalmente, la blanca caliza da paso al prado alpino y las bandadas de chovas piquigualdas son reemplazadas por atentos y huidizos grupos de sarrios que habitan estas lugares.




Una última subida por terreno pedregoso nos encamina al Cuello de Millaris, enorme collado que comunica la zona del refugio de Góriz con los pasos que conducen a la Brecha, las faldas del Taillón y los Gabietos. En medio de todo: los Llanos de Millares, el Cuello del Descargador y la Gruta Helada de Casteret.




Solo nos resta un largo y tendido descenso hacia el refugio, teniendo a nuestra izquierda la enorme muralla de “tresmiles “de Ordesa.






Cuando llegamos a Góriz la decepción y el estupor nos invade, lo que debería ser un tranquilo paraje de la alta montaña que alberga uno de los refugios de montaña más emblemáticos de los Pirineos, se ha convertido en una especie de “ vertedero-escombrera” debido a las obras de acondicionamiento del refugio. Ruidos de martillos neumáticos, grupos electrógenos, y demás elementos de construcción, contaminan con su sonido el paraje donde no hace mucho tiempo se podía “escuchar el silencio”. Para más inri, un enorme montón de basura orgánica flanquea la bonita gorga que discurre al costado del refugio. Menos mal que estamos en un Parque Nacional……..¡¡¡¡




Esta noche pernoctamos en el refugio, porque mañana queremos subir al Perdido. Aquí acompañados por montañeros que en cualquier época del año abarrotan esta obsoleta instalación, degustamos una cena que los guardas del refugio han preparado y recuperamos fuerzas para mañana continuar recorriendo las montañas de este Pirineo Oscense.

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