sábado, 2 de octubre de 2010

El Pico de Pallas 2974 m




18/19 Septiembre 2009


El Circo de Respomuso es un enclave privilegiado del Pirineo Aragonés. Rodeado de montañas agrestes y escarpadas muchas de ellas superan los 3.000 metros, los mas occidentales de la cadena.

En el centro de este impresionante lugar, se asienta el embalse de Respomuso, antiguo ibón de alta montaña, represado en la actualidad.

Picos como el Balaitús, las Frodiellas, la Gran Faxa, los Infiernos… son algunas de las cumbres que multitud de montañeros ascienden los fines de semana apoyándose en el excelente soporte logístico que proporciona el Refugio de Respomuso. Instalación perteneciente a la Federación Aragonesa de Montaña que nos hace más llevaderas los fuertes desniveles que son necesarios salvar para conquistar muchas de estas montañas. Respomuso es un moderno refugio que permanece abierto todo el año, facilitando así las ascensiones de estas montañas en época invernal, así como la interconexión de los refugios en las travesías circulares que se realizan en esta zona.

Hace ya tiempo que Ursi Abajo y sus hijos David y Javier, son los guardas de esta instalación. Su profesionalidad y buen hacer es una garantía para los cientos de personas que pasan por allí en todas las épocas del año.

Pero en Respomuso no solo hay “tresmiles”, también hay picos, muchos de ellos rozando la cifra mágica, de los que pocos se acuerdan y que quedan eclipsados por la sombra de los gigantes.

Uno de estos, al que solo algo más de una veintena de metros no le ha permitido alcanzar la categoría de grande, es el Pallas. Difuminado por su vecino el Balaitús, que atrae por sus dos rutas “normales” a todo el personal ansioso de encaramarse al trípode de su cumbre y anotarse el 3.144 m mas Occidental de la cadena Pirenaica, es una joya del Pireneismo. Todas las rutas que se enfilan por sus escarpadas laderas tiene su dificultad, no hay ninguna que regale la cima de la montaña, el Pallas exige un mínimo de técnica y mucho sudor, sobre todo en la bajada.

Hace ya bastantes años que subí por primera vez a esta cima, no después de varios intentos infructuosos, una veces por condiciones meteorológicas y alguna otra por no haber elegido bien la vía. Eran otros tiempos, cuando no había GPS ni tacks, no se disponía de mucha cartografía y no existía la cantidad de información de rutas y reseñas a la que hoy en día tenemos acceso. Me enamoré de esta montaña y es una de las cimas de las que guardo mejores recuerdos y a la que he subido por la mayoría de sus rutas.

Este fin de semana inauguramos la temporada de montañas del CAM 2010-2011, y en el calendario el Pallas figura como primera salida….

Son las 15.00 horas y nos encontramos en el aparcamiento de la presa de la Sarra, donde termina la carreterita que se inicia en Sallent de Gállego y termina junto al embalse. Hemos salido esta mañana desde Manresa en cuatro coches y después de tomar un bocado en el alto de Monrepós y un café en el Pirenarium de Sabiñanigo nos encontramos a punto de de emprender el camino que en unas 2. 30 horas nos acercará al refugio de Respomuso, lugar donde pernoctaremos. El día está claro, para este fin de semana la meteo no estaba muy católica y daba riesgo de que persistiera la lluvia que estos días mojaba buena parte del país. En esta zona del Pirineo Aragonés, las predicciones eran más benignas, dando un tiempo estable y soleado a partir del sábado por la tarde, y parece que se cumple el vaticinio.

Los 16 nos ponemos en marcha, recorremos tranquilamente el valle del Aguas Limpias yendo paralelos al río, Eli esta vez no ha podido venir al estar recuperándose de la lesión de ligamentos que se hizo hace unas semanas en una canal de Montserrat. Se ha quedado un poco triste porque le tenía muchas ganas a esta montaña y había hecho planes de realizar esta actividad. Otra vez será, el Pallas la esperará en su tranquila cuna arropado de ibones y agrestes crestas.

Atravesamos lugares y paisaje que para algunas personas del grupo son nuevos y que para otros nos traen recuerdos y vivencias de las veces que hemos disfrutado de este valle. El Paso del Onso, los llanos de Cheto, la cascada del Arriel, el paso del Pino… son algunos de estos puntos donde saboreamos el paisaje y lo retenemos en nuestras cámaras fotográficas.

Al doblar el último recodo, aparece el ibón represado de Respomuso que nos recuerda el despropósito humano de “adornar” con obras faraónicas los lugares menos adecuados para ese menester. La enorme pared de cemento, fija las aguas en la gran cubeta glaciar que ocupa la gran parte del fondo del valle. Como testigos mudos de la naturaleza profanada se yerguen varios centinelas de piedra con forma de enormes monolitos desafiantes, Los picos Campo Plano, Llana Cantal, Gran Faxa, Cambalés y Cristales que junto a sus hermanos mayores el Balaitús y las Frodiellas, son los verdaderos reyes de este salvaje lugar.

Llegamos al Refugio un par de horas antes de que sirvan la cena, nos acomodamos y con unas cervezas frescas para reponer el líquido sudado, esperamos pacientemente la hora de de sentarnos a la mesa para cenar. Después de una reconfortante cena, una infusión y un rato de agradable velada, no metemos en el saco para descansar y preparar el cuerpo para la exigente jornada que nos aguarda mañana. Los más rápidos no tardan en cerrar los ojos y las orejas, bien provistos de “tapones”, para mitigar la “opera prima” que normalmente se suele estrenar en estas ocasiones, los más duros pasarán la noche a pelo.

Son las 5,30 horas cuando suena el despertador, poco a poco nos vamos desperezándonos y recogiendo el saco, plegando las mantas, antes de ir a tomar un desayuno caliente y cargar la mochila. La noche está estrellada, no hace mucho frio y alumbrándonos con los frontales cogemos el camino que nos lleva a los ibones de Arriel. Delante de nosotros marcha otro grupo que se dirige al Balaitús por la Gran Diagonal.

Un poco antes de llegar al ibón bajo de Arriel, ya ha amanecido. Ante nosotros se descubre la enorme pirámide rocosa del Pallas, un rayo de sol incide directamente en su cara S.E e ilumina el itinerario que nosotros deberemos seguir para llegar a su pequeña cima.

Nos ha costado 1 ,30 horas llegar a los Arrieles, el camino discurre en gran parte por la conducción de agua que une los dos ibones y que flanquea la muralla de la Frodiellas. Un camino bastante plano que salva muy poco desnivel, lo cual quiere decir que a partir de los ibones será todo subida…. y sin ninguna tregua hasta la cima.

Bordeamos el Ibón Alto de Arriel por su orilla Este, anteriormente hemos dejado a la derecha los tres desvíos que nos pueden permitir acercarnos al Balaitús por su Gran Diagonal, el camino hacia el Pallas está perfectamente marcado y señalizado con marcas de pintura blanca y algún letrero. David el guarda del refugio ya lo había dicho. Su padre, Ursi, había señalizado el itinerario del Pallas, para evitar la cantidad de incidentes y accidentes que se producen en esta montaña, sobre todo en la chimenea Ledormeur tanto en ascenso como en descenso.


En la cola del ibón Alto, las marcas de pintura blancas dan paso a otras de color rojo que ya nos acompañarán hasta la salida de la chimenea Ledormeur.


La traza trepa penosamente por la gran pedrera de la cara sur de esta montaña, el camino es duro e inestable en algún punto y salva alguna barra rocosa antes de acabar bruscamente debajo de la pared sur del pico. Durante todo el recorrido las marcas rojas y los mojones nos van dirigiendo hacia la zona de las chimeneas del Pallas. Hace años que su ruta era confusa y se prestaba a la equivocación, solo la intuición de los montañeros y la experiencia permitía descubrir la traza acertada.

La pared sur del Pallas, por donde discurre la ruta normal de la vertiente aragonesa, está surcada por una serie de chimeneas de distinta dificultad, para subir por alguna de ellas es necesario utilizar las técnicas de escalada. La tercera por la izquierda es la chimenea Ledormeur, es la más asequible y sencilla. Esta chimenea lleva el nombre del pireneista Geroge Ledormeur, que desarrolló su labor montañera a principios del siglo 20 y fue autor de numerosas ascensiones y varias guías montañeras entre la que destaca La Guía Ledormeur de los Pirineos Centrales, desde el Valle de Arán al Valle de Aspe. Este montañero ascendió a mas de 1500 picos diferentes incluyendo 120 “tresmiles” y fue un pionero del esquí en los Pirineos, realizando el 10 de marzo de 1907 despues de una carrera de veinte horas la primera travesía del Tourmalet. Tengo en mi pequeña colección de objetos y libros de montaña una tarjeta de cumbre firmada por Ledormeur, encontrada en el Pico de las Espadas y fechada el 12 de agosto de 1012, un verdadero tesoro.


La chimenea no se aprecia en una primera observación de la pared pues está oculta en un pliegue y no sube recta sino en ligera diagonal inclinada hacia la izquierda. Sus pasos no superan el II+ y ahora se halla señalizada con marcas de pintura roja e incluso un cartel amarillo en su base que nos indica hacia dónde dirigirnos para llegar a su comienzo. Excelente trabajo de los guardas del refugio.

Antes de iniciar su ascenso tomamos un bocado y nos equipamos, casco y arnés. Este último no es necesario, pero vamos en grupo y alguien podría tener algún aprieto… más vale prevenir, la cuerda en el ascenso no es necesaria pero mejor tenerla a mano.

Una vez acabada la chimenea, las dificultades han desaparecido, aunque el fin de la vía está de sobra marcado, conviene recordar el lugar donde iniciar el descenso, pues un error o confusión en el mismo puede conllevar serias dificultades, sobre todo si las inclemencias meteorológicas son adversas. Cabe recordar que la mayoría de los accidentes que se han producido en esta montaña, alguno de ellos mortales, ha sido en este punto.

Seguimos subiendo hacia la cima, que ya podemos apreciar todavía unos cuantos metros más arriba, unas trazas de sendero y las fitas nos indican la dirección a seguir. A nuestra izquierda se abre una pequeña brecha en la cresta y nos permite asomarnos a la vertiente N.O. , los ibones de Arremoulit, el refugio francés del mismo nombre, el lago de Artoustte y el trenecito que hasta allí llega, el Lourién, Midí d’Ossau, el Arriel… son picos y lugares que se descubren ante nuestra visual, todo un espectáculo.

Sin dificultad y discurriendo en paralelo a una pequeña cresta llegamos a la pequeña cumbre, ocupada por un gran amontonamiento de piedras a modo de fita.

Cuando llegamos, hay otro grupo de franceses y navarros que ocupan el pequeño espacio, es raro ver tanta gente en esta cima, la mayoría de las veces solitaria y poco visitada, tocamos chufa y nos desplazamos hacia la cercana arista de los Geodésicos en busca de un poco de tranquilidad y espacio. Por esta arista discurre la otra vía “normal” de la montaña, que sube por la parte francesa. Fue la vía original de su primera ascensión, cuando en el año 1825 los oficiales geodésicos franceses Peytier y Hossard, subieron por la misma a la cima creyendo que ascendían el Balaitús. Una vez en su cumbre advirtieron su error y unos días más tarde conquistaban esa montaña. La ruta original que subieron es conocida por la Arista de los Geodésicos. Una bonita vía de ascensión de poca dificultad pero que exige una cierta experiencia montañera y no es apta para todos los públicos.

Una vez solos en la montaña, podemos disfrutar de toda su grandeza y esplendor. El paisaje es magnífico y el día claro y limpio. Tenemos ante nuestros ojos todo el Pirineo Occidental y pre- pirineo Oscense. También se nos muestra un gran abanico de cumbres del Pirineo Francés e incluso nuestra vista alcanza hasta las últimas estribaciones del Pirineo Aragonés. Una maravilla.





Es hora de bajar, Carles y Jordi se adelantan para equipar con una cuerda la bajada de la chimenea para que los menos expertos puedan bajarla en rápel.

Las marcas rojas de entrada a la misma se dejan ver y nos indican el punto exacto donde debemos iniciar el descenso y las salidas falsas. Creo que evitarán más de un embarque y accidente.

La chimenea está ocupada por el grupo que teníamos delante. Aprovechamos un anclaje libre y se instala un rápel que unos pocos utilizan, la gran mayoría destrepa la chimenea sin dificultad.

Nos reunimos al pie de la vía y después de desequiparnos, iniciamos el descenso hacia los ibones de Arriel. Solo hay que seguir las marcas rojas y fitas que en un principio se orientan hacia el Coll del Pallas para luego bajar directamente a la cabecera del ibón Alto de Arriel.

Es una bajada dura llena de piedras inestables y sueltas y pedreras un poco traicioneras en la que hay que moverse con cuidado.

Dejamos atrás los ibones de Arriel y ya con la vista puesta en el Valle del Aguas Límpias, iniciamos el descenso que recorre gran parte de la falda sur del Pico Arriel por donde discurre el barranco de Arriel y termina en la cascada que lleva su nombre.La senda mejora un poco y en poco menos de 1 hora nos encontramos, a la altura de la cascada del los Arrieles, en el amplio sendero que sube al refugio. Solo nos quedan unos 50 minutos de tranquilo caminar para llegar al coche.

Llegamos al aparcamiento de la Sarra cansados , casi sin dar tiempo a quitarnos las mochilas nos quitamos las botas y metemos nuestros cansados y doloridos pies en el embalse , que reaccionan con el contacto del agua fría, es un enorme placer. Han sido 10, 30 horas de actividad, contentos de la bonita ascensión al Pallas la comentamos todos juntos mientras tomamos unos refrescos y cervezas en el chiringuito del aparcamiento. Es una de las alegrías que nos permitimos al terminar la actividad, dentro de un rato cuando iniciemos el regreso a casa, solo nos quedarán un montón de fotografías y la vivencias de una estupenda jornada de montaña.
Yo volveré de nuevo al Palas.... a disfrutar de esta montaña  y compartir su ascensión y su agreste belleza con Eli.

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