martes, 25 de noviembre de 2014

POR TIERRAS DE LOS M'GOUNES ( Ighil M'Goum 4008-4001-4068 m) 3ª Parte

Recorriendo los senderos nómadas del Alto Atlas Central 

Marrakech, ciudad de contrastes




Marrakech es sin duda una ciudad de contrastes. 

En pocos minutos puedes pasar de estar sintiendo sensaciones de olores, gente, colores, bullicio….sensaciones que a veces despiertan nuestros sentidos más ocultos y que podemos reencontrar  recorriendo las estrechas callejas de la Medina o visitando los zocos de la ciudad y en poco tiempo nos podemos  ver inmersos en el intenso trafico de  las grandes avenidas adornadas por innumerables centros comerciales y lujosas tiendas al más puro estilo de una gran capital europea y americana. Ahora puestos a elegir me quedo con lo primero.

En esta ocasión elegimos alojarnos en el centro de la Medina, en su mismo corazón. En una pequeña Riad que Eli eligió por su ubicación y relación calidad-precio y desde luego que acertó. La Riad Casa Sophia, es un pequeño establecimiento situado en un mundo de callejones y a pocos minutos de la Plaza de Djemaa el –Fna, centro neurálgico de la ciudad. La amabilidad de sus empleados, limpieza y servicios la convierten en primera candidata para futuras estancias. 





Al que no ha visitado nunca Marrakech, es obligado realizar una visita por  sus zocos, medina, monumentos y perderse por su telaraña de callejas y pasadizos que pueblan la zona antigua. Nosotros decidimos huir de lo convencional y visitar alguna zona más aislada y recóndita que no conocíamos y así durante una mañana nos dedicamos a recorrer y perdernos por los callejones del barrio judío o Mellah y saborear de sus zonas  menos turísticas. El barrio judío es un rincón situado al sur de la plaza, al lado de la Kasbah, del cementerio y cercano al Palacio de la Bahía. Está un poco abandonado y en la actualidad  poblado por musulmanes, pero tiene algo que lo diferencia del resto de la ciudad.   



También muy próximo se encuentra el zoco o mercado de les especias, autentico festival de olores y colores que merece la pena recorrer con detenimiento. 

Además de patear y perderse por la Medina, regatear con los vendedores de sus zocos, visitar  plazas y mercadillos, herbolarios, observar la gente y sus quehaceres diarios, Marrakech ofrece una variada gastronomía. Lejos de restaurantes turísticos, chiringuitos y bares abarrotados de turistas, en esta ocasión decidimos ir a comer a un lugar muy especial. La AssociaciatiónAmal, que es una asociación de carácter no lucrativo que trata de ayudar a las mujeres que se encuentran en situación precaria a través del aprendizaje del arte culinario y de pastelería artesanal marroquí. Situado en el barrio de Gueliz y muy cercano al hospital de Ibn Tofail. 

Elaboran una cuidada cocina típica del país y una rica y variada pastelería artesanal y la verdad es que fue un acierto a la hora de elegir el sitio.
Han sido diez días esplendidos, en los que hemos disfrutado del país, sus montañas, sus gentes y cultura. Conocido los valles y senderos del país de los pastores nómadas de esta zona del país. Ascendido varias de sus altas montañas. Transitado por pistas. Dormido en pueblecitos en los que los servicios más básicos aún están por venir. Nos hemos reencontrado con amigos y hemos disfrutado de la amabilidad y sencillez  del pueblo bereber…. Mejor imposible.

Hasta la próxima ocasión montañas del Atlas ¡¡¡

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