martes, 22 de noviembre de 2016

Camino Ignaciano en Btt...punto final. Etapa 10. Sant Pau de la Guàrdia-Montserrat-Manresa

Etapa 10. Sant Pau de la Guàrdia-Montserrat-Manresa

Distancia: 43,46 km
Desnivel positivo acumulado: 818 m  
Desnivel negativo acumulado: 1278 m
Tiempo en movimiento:4.36
Tiempo detenido: 1:37
Total tiempo:6:23




Salimos tempranito de Sant Pau, la etapa de hoy ,ultima por cierto, es larga y el tiempo amenaza lluvia. Por ello decidimos madrugar para así poder estar en casa a mediodía.
Después de recoger y cargar las alforjas, salimos por la pista con dirección sur, hacia Can Massana, por la pista que se dirige al Castell de la Guàrdia.
A unos 200 m, a nuestra izquierda, sale un desvío que después se convierte en sendero que nos deja en otra pista que salva el promontorio del Castell por su lado oeste.Este itinerario, no siendo el original del Camí, evita un tramo de poca ciclabilidad y tener que arrastrar la bici un rato.
La pista en cuestión al poco tiempo se encuentra con el ramal del Camí Ignaciá, que sale a nuestra derecha, incorporándolo a su trazado. En pocos metros nos encontramos en la carretera BP-1101, que no llevará hasta el Monasterio.
El trazado ya lo conocemos, lo hemos hecho muchas veces, pero hoy es especial, terminamos el recorrido en casa y por zonas en las que nos movemos habitualmente.





Hay niebla y cae algo de llovizna, pero eso no es impedimento para que el Monastario esté como siempre repleto de turistas y visitantes, ello unido a que es domingo, hace que llegar a la plaza del Monasterio sea poco mas o menos como transitar por las Ramblas de Barcelona.

Conforme nos acercamos al Monasterio, decrece el transito rodado y crece el peatonal...., nos dirigimos hacia el Centro de acogida de Peregrinos, allí sellamos la credencial y después de dejar constancia con varias fotos de nuestro paso por este lugar, montamos en la bicis y tomamos dirección al Monsterio de Santa Cecilia, donde iniciaremos el largo descenso hacia Castellgallí, ultima población antes de llegar a Manresa.
La bajada de Santa Cecilia es larga y pronunciada, la pista no esta mal del todo , pero hay que tirar bastante de frenos y no podemos dejarnos llevar , por miedo a que alguna alforja salga disparada.... es el contra del cicloturismo con alforjas...



Después de atravesar Sant Crsitófol y Can Prat,  llegamos a las primeras casas de Castellgallí, aquí impera un alto y es hora de echar un bocado. Paramos en un bar y acompañado de unas colas, comemos las ultimas provisiones que llevamos.



Salimos de Castellgallí por el sendero que sale al lado de la iglesia. Este es muy pendiente y con escalones, lo que nos obliga a bajarlo caminando....



Ya estamos en la carretera C-55 , la seguimos al lado del arcén y a unos 500 metros, a nuestra izquierda sale una pista que bordea el campo de golf y que se dirige hacia Can Cornet.



Aquí tenemos la ultima subida del camino y ultima dificultad. La pista serpentea al lado de una cantera y va cogiendo inclinación..., pero aguantamos y con el máximo desarrollo llegamos a su punto mas alto. En unos campos de cultivo ya logramos ver los aledaños de la ciudad de Manresa y vamos identificando lugares que nos son muy familiares, ya que solemos frecuentar estas pistas en nuestras salidas de btt.









Antes de enfilar hacia Manresa, visitamos el Oller del Mas, antigua masía fortificada, que en la actualidad acoge una bodega vitivinícola.
Cogemos la carretera C-37 que nos dirige hacia la ciudad, pero antes de llegar a la barriada del Xup y a la altura de un restaurante, abandonados la carretera y cogemos un sendeero que nos lleva directos hacia la Torre de Santa Caterina. Desde aquí si que ya tenemos toda la vista de la ciudad de Manresa, la Seo, la Santa Cova...nuestro viaje va tocando fin...








Unas fotos y a por la ultima bajada y como no...también subida, ya que la Santa Cova, se encuentra en un alto...




Nuestra llegada está cargada de significado y satisfacción, ya que culmina muchas horas de bicicleta, muchos kilómetros y el final de un sueño hecho realidad...
El viaje acaba en el Museo, en la Oficina de Acogida del Peregrino, poniendo el último sello a la  credencial....



Solo nos queda enfilar de nuevo nuestras bicis y llegar a casa...que la tenemos muy cerca.
 Pocas rutas nos brindan la oportunidad de poder llegar a su final...en la puerta de casa.




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