martes, 7 de septiembre de 2010

Pic de Tristaina (Andorra) y vuelta al Circo de Tristaina








24 de Julio de 2010.







Andorra ese pequeño país situado en medio de los Pirineos, es un paraíso para los montañeros. Territorio muy montañoso, con cimas que sobrepasan los 2.900 m y una pequeña extensión, apenas 468 km2.

Su agreste orografía formada por varios macizos, sierras y valles, propicia que tanto en época estival como invernal, que montañeros y esquiadores se desplacen a este pequeño Principado para practicar su deporte favorito.

Nosotros, al estar relativamente cerca de esta zona, la hemos visitado en varias ocasiones, tanto con los esquís como con las “chirucas”. Siempre hay un rincón, un pico o un valle que recorrer o un itinerario nuevo que hacer.

Esta vez nos toca Ordino, yo ya lo había visitado con las tablas de esquiar hace unos años, pero Eli me propuso un plan ambicioso y sugerente. ¿Que te parecería hacer el Pico Tristaina y realizar la vuelta de su bonito circo por su cresta?

Esta propuesta me pareció interesante y muy atractiva. Ascender a un Pico de 2879 m fronterizo con el vecino país Francés y recorrer la extensa cresta que une los picos y collados que envuelven los lagos de Tristaina.

El viaje a Andorra se hace con rapidez, en un poco más de dos horas nos situamos en el aparcamiento superior de la estación de esquí de Ordino-Arcalís. Son las 08,00 horas y estamos echando un bocado y…. rodeados de vacas. Las desiertas pistas de esquís en vez de esquiadores acogen varios grupos de estos rumiantes que lentamente se nos acercan y hemos de espantar. Con la misma parsimonia que se han acercado, se alejan haciendo sonar la esquila que algunas llevan al cuello.

El camino hacia los Estanys de Tristaina, sale detrás de las instalaciones de la cafetería restaurante que se encuentra al final de la pista asfaltada en el Pla del Rat, en la zona alta de la estación.



En unos 15 ‘, por un sendero muy bien marcado, llegamos a una especie de colladito y nos dirigimos a prados herbosos y directamente al Estany del Mig de Tristaina. Lo bordeamos y pasamos entre este y el Estany D’Amunt. Seguimos el sendero que nos encamina al Port de l’Albeille. A nuestras espaldas tenemos toda la cabecera de la estación de Ordino y las cicatrices de sus pistas marcada en el verde prado alpino.



En un punto el camino se divide en dos, el ramal de la derecha se dirige directamente al Port y el de la izquierda al Circ de Tristaina y al Pico directamente, este último viene marcado como “ muy difícil”, luego comprobaremos que no alcanza ese grado de dificultad para un montañero medianamente avezado. Seguimos ganando metros a la pendiente, un nuevo desvío sale a nuestra izquierda que se dirige al Coll de la izquierda del Pic Tristaina y al refugio francés del Fourcat, situado a orillas de su lago, al otro lado de la cresta.



Después de una fuerte pendiente de hierba nos topamos con la base del pico. Vamos ganando altura, aprovechando gradas y alguna canaleta que se forma en la pared sur del pico.

Las pequeñas trepadas dan ambiente a la vía de ascensión, que sin grandes dificultades nos deja en la cresta del Pico. Llegamos al vértice del Tristaina, coronado por una gran fita, desde aquí dominamos las altas cumbres del país Andorrano y una gran parte del pirineo francés. Muy cerca tenemos la Pica d’Estáts y al fondo nos aparece el Aneto y la Maladetas con su gran manto blanco envolviéndolos. El Glaciar del Aneto y la Maladeta están impresionantes y más blancos que nunca.

Soledad y silencio, solo nos hemos encontrado a una pareja que se dirigía por la cresta hacia el collado, por lo demás ni un alma en la montaña.

Abandonamos la cima cuando otra pareja trepa desde el Port de l’Albeille.





Seguimos la ancha cresta en dirección Oeste, no es difícil, hay que prestar atención en algún punto y los pasos un poco más complicados se pueden evitar flanqueándolos. Llegamos al collado, la arista sigue pero cambia su dificultad, vemos a la pareja que llevamos delante en un punto un poco expuesto para ir sin cuerda, no lo ven claro y deciden destrepar y bordear la arista por su lado sur. Nosotros decidimos bajar del collado hacia el Estany Fourcat y lo hacemos por una pedrera que casi nos deja a la orillas del lago. Al fondo, en su orilla norte se recorta la silueta del Refugio.



Debemos flanquear la Sierra de Tristaina por su vertiente Norte, y tenemos que encontrar la senda que sube del lago en dirección al Pic Grand de l’Etang Fourcat.

En la parte baja no encontramos rastros del camino así que intuimos la mejor subida por la gran y pendiente pedrera que defiende el collado.

Después de un rato de lucha con piedras e inestables lajas, vemos las inconfundibles marcas de color que nos advierten que hemos topado por la senda. Seguimos su trazado que continua en la misma dirección que nosotros intuíamos.

Hemos llegado al pequeño collado, a nuestra izquierda se alza el Pic Petit de l’Etang Fourcat, a nuestra derecha el Grand. Estamos cansados y tenemos ganas de comer algo, nos dirigimos al Pic Petit, que alcanzamos en apenas 10 minutos y hacemos una parada para reponer fuerzas.



Ahora podemos ver de cerca la Pica y el Aneto y Maladetas al igual que los Estanys de Caraussans. Al poco rato aparece la pareja que había intentado subir por la cresta Este y nos confirma nuestro pronóstico de que sin cuerda, mejor no meterse.

Comemos algo, nos despedimos de la pareja y continuamos por la arista en busca del Port de Tristaina.



La cresta continua bordeando todo el circo en un sube y baja, en unos puntos ancha que permite caminar por su filo, e otros estrecha y es necesario echar las manos. No es difícil y vamos buscando los pasos con un poco mas ambiente.











Cuando llegamos al Port de Tristaina ya llevamos unos cuantos metros de desnivel en las piernas y unas cuantas horas de marcha en l cuerpo. Si queremos continuar por la cresta hasta el Puerto de Creussans nos queda todavía una tirada, así que decidimos coger el sendero que baja del Puerto hacia el Circo de Tristaina y sus lagos.

Sus orillas se encuentran muy concurridas ya a estas horas de la tarde por pescadores y por paseantes, su proximidad a la pista asfaltada y el restaurante de las pistas de esquí, hace que sea un lugar bastante frecuentado.

Solo nos falta bajar de los lagos hasta encontrarnos con nuestro coche, cosa que hacemos con rapidez y ganas ,en el maletero nos esperan las chanclas, que nuestros doloridos pies reclaman y una potente fiambrera con unas tortillas que Eli ha preparado con cariño y esmero esta mañana. Un agradable remojón de pies devuelve a nuestras sufridas extremidades el descanso que casi 7 horas de marcha y casi 1000 m de desnivel de subida y otros tantos de bajada, hace rato que reclamaban.


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